Si ahora mismo estás pensando que tú también quieres ponerte en marcha, en tu camino, para que tu misión de vida te encuentre a ti, te invito a que te lo tomes muy en serio y lo hagas. No lo dejes para mañana, empieza AHORA a cambiar tu vida. Te aseguro que cuando estés cumpliendo tu misión de vida lo notarás y tu vida de repente empezará a tener sentido y notarás una sensación de plenitud, gratitud y paz interior. Mi propia experiencia ha sido así. Me he topado con mi misión de vida por el camino gracias a empezar a tomar mejores decisiones.
Si desde este post puedo animarte a ponerte en marcha para encontrar tu misión de vida para mí será un placer y le agradezco a Masha Mikhailova que me haya ofrecido este espacio para poder contar mi historia.
Así que allá vamos. Voy a intentar no irme por las ramas y ser lo más concreta posible porque tiendo a divagar.
La crisis de los 30
Si me hubieras podido ver hace tan solo 7 años habrías respirado la sensación asfixiante de mi vida en ese momento. Estaba intentando reinventarme profesionalmente en una ciudad que no conocía, Madrid. Como periodista no veía muchas posibilidades y decidí hacer algo nuevo y opté por convertirme en Social Media Manager (profesional que desarrolla las estrategias en Internet y Redes Sociales para empresas).
En mi vida personal, pese a que estaba casada y llevaba desde los 18 años con mi pareja, no me sentía feliz. Desde hacía algún tiempo notaba que la relación estaba agotada, pero no me atrevía a dejarlo. Le había planteado alguna vez separarnos un tiempo, dejarlo temporalmente, pero cuando él se negaba, dejaba el tema por no hacerle daño.
Mis dolores musculares crónicos
Cuando llegué a Madrid arrastraba ya un dolor de espalda que me acompañaba desde los 30 años y que no mejoraba pese a la rehabilitación y los masajes. Sobre todo me dolían las cervicales, los trapecios y la base del cuello, pero también la pierna. Lloraba muchas veces por los dolores que sentía y aun así trabajaba 12 horas diarias frente al portátil para labrarme un nombre dentro del mundo de las redes sociales y el marketing online.
Después de ir a varios traumatólogos y que me remitieran al reumatólogo, éste me diagnosticó 'síndrome miofascial'. Es decir que los músculos de la espalda se contraían en la fascia y era muy doloroso. Ya sabéis que cuando la medicina nombre la palabra 'síndrome' es que no saben ni de dónde viene, ni cómo curarlo. Así que la receta fue que empezara a tomar antidepresivos para ayudar a relajarme, algo parecido a lo que sucede con la fibromialgia.
Pastillas para no pensar...como diría Joaquín Sabina
Después de este diagnóstico me hundí unos días porque pensé que no iba a mejorar y por supuesto, no quería tomar antidepresivos de por vida.
Solo yo podía curarme
A los pocos días del diagnóstico del reumatólogo empecé a cuestionarme todo.
- ¿Cómo he llegado a esta situación con 33 años?
- ¿Cómo voy a estar así toda la vida?
- ¿Qué puedo hacer YO para cuidarme y estar mejor?
Y me di cuenta que estaba esperando que otros me solucionaran el problema cuando yo no estaba poniendo nada de mi parte.
Te invito a que te hagas esta pregunta si tienes ahora algún tema que te preocupe en tu vida:
- ¿Qué puedo hacer que no estoy haciendo para resolver mi problema?
- ¿Qué gano si no lo hago?
- ¿Qué pierdo si lo hago?
En el momento en el que empecé a hacerme preguntas que me implicaban a mí en la ecuación de la solución, me fueron viniendo respuestas y empecé a tomar nuevas decisiones, como pasar menos horas delante del ordenador, levantarme cada hora para estirarme y pasear por la habitación.
Y la vida me puso también a las personas adecuadas en ese momento para ayudarme a lograrlo. Conocí la osteopatía y a una gran quiropráctica que me ayudaron muchísimo y mis dolores mejoraron, aunque no desaparecieron. Empecé a hacer yoga y meditación y noté una gran diferencia en mí.
Las grandes decisiones que estaba procrastinando
Y aunque todo esto me estaba ayudando, todavía no sentía que estaba del todo bien.
Al empezar a hacer yoga y meditación aprendí a escuchar mejor a mi cuerpo y me di cuenta que determinadas situaciones en mi vida me tensaban hasta tal punto que mi espalda automáticamente me empezaba a doler.
Entre ellas la que más me tensaba era la relación de pareja y tuve más claro que nunca que si quería estar bien físicamente debía tomar la decisión de dejar la relación, esa decisión que llevaba más de 2 años postergando. Y lo hice. Me costó mucho y lo pasé muy mal al principio, pero después fue una liberación.
En ese momento que mi cuerpo empezaba a relajarse y la espalda mejoraba empecé a tener ataques de ansiedad y alergias indeterminadas. Ya sabéis que la ansiedad siempre aparece después de un periodo de mucho estrés y la separación lo había sido para mí.
Pero me sentía más fuerte para enfrentar la ansiedad y las alergias porque había aprendido por el camino que yo tenía la llave de mi propia salud. Aunque no te voy a negar que hubo días que sentía que me moría. ¡Imagínate la situación, por la noche, sola en casa en Madrid, lejos de la familia y con un ataque de ansiedad! Fueron momentos muy duros pero sabía que pasarían.
Cuando tú estás preparada para recibir las respuestas, éstas llegan
Al divorciarme empecé a conocer mucha gente nueva en Madrid y estas nuevas relaciones me ayudaron a ver que me había pasado la vida reprimiendo mis emociones, no contándole a nadie lo que sentía, guardando muchos secretos y todo esto había desembocado en que mi cuerpo había enfermado. Me había cerrado para que no me hicieran daño, para defenderme del mundo. De este modo me negaba a mí misma cualquier emoción negativa, reprimía la ira, hacía como que nada me afectaba aunque lo hiciera y no hablaba de ello con nadie.
Me había cerrado al mundo para que no me hicieran daño
Instintivamente, mi cuerpo me fue guiando por el camino que necesitaba para sanar, una vez tomé consciencia de mis actitudes, de cómo lo había enfermado.
Y sin buscarlo de forma consciente, la vida me fue poniendo delante a las personas adecuadas en cada momento, ya fueran amigas, terapeutas o maestros que cada uno me mostró un pedacito de mí que yo había olvidado, que yo había enterrado en mi inconsciente para no sufrir. Y con cada nuevo descubrimiento las decisiones que empecé a tomar en mi vida cambiaron. Ya no tomaba decisiones para no sufrir o para no hacer daño a otras personas, empecé a tomar decisiones para hacerme feliz y no seguir haciéndome daño a mí misma.
¡Y ahí todo cambió! Empecé a tomar mejores decisiones para mí
Tomé muchas decisiones en muy poco tiempo, que me dieron mucho miedo en ese momento porque eran un nuevo salto al vacío sin red. Me cambié de piso en Madrid para no ir asfixiada económicamente y a los pocos meses me cambié de ciudad, porque aunque me gusta mucho Madrid, es una ciudad estresante y en ese momento que tenía tanta ansiedad, no me sentaba bien vivir allí. Me vine a vivir a Logroño en 2013 y me siento muy feliz aquí.
El miedo es tu aliado. Baila con el miedo
Y tomé otra gran decisión, de las que dan mucho miedo, dejar el mundo de las redes sociales y el marketing online, después de haberle dedicado 3 años intensivos de mi vida y ser reconocida por mi trabajo. Además en 2012 había montado mi primera empresa con una amiga periodista en Madrid y también decidí venderle a mi socia las participaciones de la empresa. Si quieres leer más sobre esto puedes ir a mi blog y leer este post Como aprendí de los fracasos para alcanzar mi misión de vida.
Sentía que ese trabajo no era lo que debía estar haciendo, porque cada vez me notaba más desmotivada e insatisfecha y mi cuerpo me lo estaba pidiendo a gritos. Así que decidí hacerle caso y ahora que sabía que mi cuerpo era mi mejor aliado y que debía cuidarlo y mimarlo, todo me resultaba más fácil. Simplemente me dejaba fluir escuchándolo.
Te recomiendo en este punto hacer algo de meditación o yoga para conectar con tu cuerpo y sentir mejor sus señales y sensaciones.A veces la misión de vida te encuentra a ti en el camino
Al empezar a pensar más en mí y en mi salud descubrí que todo lo que había aprendido gracias al desarrollo personal de los últimos años me aportaba mucha paz y felicidad. Y como debía reinventarme de nuevo en Logroño (España), podía ser una buena idea dedicarme a algo relacionado con el desarrollo personal. Si me había ayudado tanto en mi proceso de enfermedad, podría ayudar a muchas más personas. Cuando pensaba en ello me sentía feliz, así que lo hice. Monté un centro de crecimiento personal con Yoga, meditación, terapias alternativas, coaching, constelaciones familiares y cursos de desarrollo personal.
Y gracias al centro conocí más de cerca el coaching y me enamoré por completo de su potencial. Al principio decidí hacer los cursos para aplicarlos en mí, pero al poco tiempo supe que teniendo este conocimiento y habiéndolo aplicado en mí con éxito, debía compartirlo con el mundo. Sería egoísta no hacerlo.
Y se abrió ante mí un nuevo camino, cada vez tenía más claro y más enfocado mi propósito. Pero ya ves, lo había descubierto porque me había dejado llevar por lo que sentía, por un cosquilleo en el estómago, una sensación de felicidad cuando hablaba sobre el yoga o la meditación.
Te dejo aquí algunas preguntas para ti, para enfocar mejor tu camino hacia tu misión de vida:
- ¿De qué te apetece hablar todo el tiempo?
- ¿Qué te produce esas cosquillas en el estómago?
- ¿Qué harías completamente gratis?
- ¿Qué soñabas de niñas o adolescente?
- Si supieras que no vas a fracasar ¿A qué te dedicarías?
- ¿Hay algo que te diga tu entorno que se te da bien, pero tú le quitas importancia?
¡La misión de vida te encontrará a ti si estás caminando!
Si has respondido estas preguntas y hay un hilo conductor, un nexo común, podría ser un inicio para empezar a explorar ese camino.
¿Conoces tus valores?
También te recomiendo que si te apetece descubrir tu misión de vida inicies un camino de auto-descubrimiento, de conocerte y amarte profundamente para respetar tu esencia. Conocer tus valores puede ser un buen punto de partida. Para mí la libertad es uno de mis valores primordiales y debo honrarlo con todo lo que hago.
¿Sabes cuáles son los valores que guían tu vida? Si no los conoces, te recomiendo que leas este gran post con un ejercicio práctico de María Mikhailova.
Hacer una radiografía de tus valores te va a ayudar a llevar una vida más coherente contigo mismo. Lo único que te piden tus valores es que los honres y si no lo haces, te pasan factura.
El poder del perdón o trascender tus heridas
También me gustaría hablarte del perdón porque es lo más sanador que me he encontrado en mi camino de auto-descubrimiento. Muchas veces nos encontramos atrapados por lazos invisibles a una situación o persona a la que no hemos conseguido perdonar y eso no te permite avanzar en tu camino.
Llegados a este punto pregúntate lo siguiente:
- ¿A quién o qué no he perdonado todavía?
- ¿Me he perdonado a mí mismo por mis errores?
Si encuentras algo de resentimiento o ganas de venganza hacia algo o alguien, te invito a que dejes ir ese sentimiento y puedas ver esa situación o persona como algo que ha tenido un sentido para mostrarte un camino de aprendizaje o mejora en tu vida.
Deberíamos vivir con el perdón incorporado de fábrica, pero como no es así, podemos poner conciencia sabiendo que el perdón nos beneficia única y exclusivamente a nosotros.
Resumiendo...
En mi proceso hasta llegar aquí, a vivir de lo que me apasiona y de lo que considero que es mi misión de vida, el coaching, he descubierto que los hitos importantes han sido:
- Perdonarme y perdonar: empezar a contarme las cosas de forma que me ayuden a avanzar y no a quedarme sufriendo y estancada.
- Conocerme y aceptarme: descubrir mi esencia y mis dones
- Descubrir mis sombras: aquellas cosas que tenía enterradas en mi inconsciente por miedo a que no me quisieran.
- Hacerme mejores preguntas y actuar a pesar del miedo. El miedo se vence actuando.
Soy Isabel Corell, valenciana con alma riojana y madrileña. Coach, mentora, pionera, autodidacta y trotamundos. Tengo un sueño: ' Ver un mundo lleno de personas felices y realizadas'. Si quieres conocerme un poco más puedes entrar en mi web y leer lo que publico. Además si te suscribes recibes completamente gratis el mini curso 'Descubre el propósito de tu vida en 6 pasos'.