Mi mujer ha muerto

Publicado el 02 abril 2019 por Tradux @TraduxNews

Mi esposa se fue hace dos semanas. De repente. Un cruel aneurisma cerebral heló su sonrisa contagiosa, silenció la palabra. Se llevó la luz, los colores, la música. Sólo tenía 47 años.

He perdido para siempre a mi mejor amiga, mi confidente y mi alegría. Todo me recuerda a ella porque ella lo era todo para mí. La mujer más bella que vi jamás, el corazón más inocente y generoso, una energía vital, inmensamente femenina, que hacía que todo cobrase sentido y coherencia. Era eso y mucho más.
Mamá se ha ido para Pablo, que sólo tiene 11 años. Decírselo ha sido el peor momento de mi vida. Me gritaba que hiciese algo, lo que fuese; que la quería, que tenía que ser mentira. Tuvo la valentía de despedirse de ella en la UCI. Los dos estuvimos solos. Le prometimos que nos cuidaríamos el uno al otro. Le dijimos que con sus órganos salvaría vidas.
En este vacío en el que deambulo desde entonces sólo he encontrado consuelo en la familia, los amigos y una marea de dolor inmenso que ha llegado de todos los que la conocían. En su trabajo, en los aviones, acaso por un momento, se hizo el silencio.
Ros se ha ido. Se nos ha ido a todos. De repente.
Y no lo entiendo. No lo entenderé jamás.
Tú que me lees, que tienes la fortuna de compartir tu cama con un cuerpo cálido, aférrate al presente y no dejes una pizca de amor ni de consuelo para mañana. Bébete la vida a diario, despierta al ahora con todas tus fuerzas. Siembra respeto y consuelo.
Porque el mañana siempre es cruel. Sólo tienes la seguridad del ahora. Abraza, ríe, llora, besa y acaricia. En este preciso momento. No esperes ni un instante. Ni tan siquiera esperes a terminar de leer estas palabras. Abre los ojos a quien tienes a tu lado.
Cógele de la mano. Sin hablar. Mira como respira.
Es maravilloso. Ahora lo sé.

Rosario Garrido Sánchez, hace un mes