Asamblea General de las Naciones Unidas
Nueva York, 04 de diciembre de 1972. ***
Allende denunció ante el mundo que el pueblo chileno estaba siendo sometido a fuertes presiones económicas por parte de quienes, con intenciones políticas, para hacerse del poder y del cobre, y sobre todo para evitar que un modelo alternativo al capitalismo mostrara sus éxitos, sometieron a todo un pueblo privándolo de alimentos y medicamentos. Denunció el descenso del precio internacional del cobre, principal bien de exportación, la interrupción del financiamiento externo, el bloqueo financiero, la distorsión de los mecanismos internos de distribución y abastecimiento de productos esenciales.
Al mismo tiempo, el pueblo y la clase trabajadora chilena que apoyaban la Unidad Popular, denunciaron el acaparamiento programado y el mercado negro de bienes esenciales. Los chilenos se vieron en la necesidad de hacer largas colas para adquirir los bienes de primera necesidad (leche, aceite, azúcar, té, café, papel de baño, pan, entre otros)[1]. Los objetivos de quienes buscaban desestabilizar políticamente a Chile eran desarticular la distribución de alimentos, agotar los inventarios y sabotear las siembras. Acompañaban las acciones con campañas mediáticas en las que responsabilizaban al Gobierno. El argumento era que este controlaba el 100% de la importación y distribución de alimentos, atribuían la escasez a las expropiaciones y a políticas erradas.
Allende denunció lo que calificó de insolencia imperialista, responsabilizó a las grandes corporaciones transnacionales, las cuales en una etapa superior al capitalismo, no dependen de ningún Estado, ni responden a ningún parlamento, cuentan, por su condición de grandes monopolios, con el poder de someter a todo un pueblo.
Implícitamente, denunció el preludio del golpe de Estado.
Pocos le creyeron. No faltaron quienes internamente, siendo dueños de grandes capitales y por tanto, sin banderas, fueron cómplices. Tampoco faltaron quienes conscientes de lo que ocurría, aunque sin capital y sin noción de Patria, pero dirigentes políticos, callaron ante la atrocidad a la que fue sometido el pueblo chileno.
Meses más tarde, un 11 de septiembre de 1973, inicia una de las más cruentas dictaduras militares del continente americano, dejando un saldo de más de 40.000 víctimas entre asesinados, desaparecidos y torturados.
Treinta años después fueron desclasificados los documentos relacionados con el golpe de Estado en Chile, en los que se develó que el presidente Nixon ordenó a la CIA hacer “chillar” la economía chilena para evitar que Allende asumiera el poder[2]. Lo que Allende adjetivó de ataque oblicuo, subterráneo y sinuoso en 1972, ahora se lee en la página de los Archivos de la Seguridad Nacional de los Estados Unidos de Norteamérica como “embargo comercial encubierto” y en los documentos que Henry Kissinger dirige al presidente Richard Nixon, definen este tipo de acciones como “guerra económica”[3].
Hoy, mi país, Venezuela, es víctima de una grave agresión.
Agresión que no es reciente, data de 1999 cuando asume el poder el presidente Chávez. Varias han sido las estrategias que sectores internos de oposición, estando al servicio de los grandes capitales transnacionales, han desarrollado para derrocar el Gobierno de Chávez: desde un golpe de Estado en abril de 2002, pasando por llamados a paros generales; sabotaje de la principal industria del país, Petróleos de Venezuela; y paro nacional convocado por las cúpulas de empresarios y trabajadores a finales de 2002. Todas estas acciones fracasaron, sin embargo, ocasionaron grandes pérdidas económicas y sobre todo sociales al pueblo venezolano.
Los intentos han persistido. A partir de 2006, y con mayor intensidad desde mediados de 2012, momento en el que Hugo Chávez anunció su condición de salud, cambiaron la estrategia. Usando las palabras de Allende, desde ese momento, los ataques han sido oblicuos, subterráneos, sinuosos, pero no por eso menos lesivos. Han estado operando en las penumbras, sin banderas y con armas poderosas.
Por lo menos dos han sido los mecanismos que, a lo interno, han empleado para atacar al pueblo venezolano, para desestabilizar la economía, generar angustia, malestar y desesperanza en la población, y para ocasionar un caos social y/o influir en la intención de voto durante las contiendas electorales. El desabastecimiento programado de bienes esenciales (medicamentos, alimentos y productos de higiene) y el incremento de los precios de la economía a través de la manipulación del tipo de cambio en el mercado paralelo e ilegal, han sido los dos instrumentos de guerra no convencional, que a lo interno de la economía, han afectado de manera masiva y efectiva a todos los venezolanos. Son armas que indiscriminadamente entraron en cada uno de los hogares venezolanos, afectando en mayor proporción a aquellos de menores recursos[4].
Para adquirir leche, café, azúcar, aceite, harina de maíz, pan, arroz, granos, pastas alimenticias, papel de baño, pañales para bebés, toallas sanitarias, detergente, dentífrico, entre otros, la mayoría de los venezolanos nos vemos obligados a hacer largas colas, otros los adquieren en el mercado ilegal a elevados precios. Situación no muy distinta a la de los chilenos los tres primeros años de la década de los 70´.
La causa de la escasez en Venezuela no está asociada a la disminución de la producción y de importación de estos rubros. De hecho, las propias empresas han comunicado haber aumentado sus niveles de producción y su capacidad instalada los últimos 4 años. Una de las principales empresas responsables de la producción y de la importación de los alimentos que han estado escaseando desde 2012, la cual abastece más del 50% del mercado de estos rubros, manifestó que no han disminuido sus niveles de producción, por el contrario ha comunicado que los han aumentado[5]. Otra de las grandes empresas responsables de la producción y distribución de productos de higiene personal y del hogar, comunicó públicamente a mediados de 2015 que aumentó 56% su capacidad de producción los últimos años[6].
Las grandes empresas productoras y distribuidoras de alimentos, medicamentos y productos de higiene, las cuales conforman poderosos oligopolios, nacionales y transnacionales, han mantenido sus niveles de producción durante los últimos 4 años, muestra de ello es que en los mercados ilegales se dispone de estos bienes para la venta. Estas empresas controlan la distribución de todos los rubros que producen.
El mecanismo que ha sido implementado con el propósito de generar la sensación de escasez en los establecimientos expendedores y de esta manera originar largas colas y descontento en la población, se ha basado en la alteración de la distribución, impidiendo que los productos lleguen de manera regular, oportuna, y suficiente a los anaqueles, por otra parte, se han establecido mecanismos que desvían los bienes al mercado ilegal.
Una situación similar se presentó durante el año 2007 en Venezuela, en el marco del proceso electoral mediante el cual los venezolanos acudimos a las urnas para decidir, en favor o en contra, de la Reforma de la Constitución presentada por el presidente Hugo Chávez. Ese año escasearon la leche, el café, el aceite, el arroz, el papel higiénico, y algunos medicamentos[7]. En ese momento, los niveles de escasez pasaron de 10% en diciembre de 2006 a 25% en enero de 2008, es decir, aumentó 168% en un año.
La gráfica siguiente muestra el comportamiento del nivel de escasez en Venezuela desde 2006 hasta 2015. Se observan los altos niveles en 2007, las alzas durante los procesos electorales y el persistente incremento de la escasez desde mediados de 2012 hasta 2015.
Los niveles de escasez no se corresponden con disminuciones abruptas de los niveles de producción de la economía, por el contrario, en la siguiente gráfica se muestra que durante el año 2007 el producto interno bruto no disminuyó, más bien aumentó 9% ubicándose en niveles muy superiores a los del año 2003, cuando efectivamente se paralizaron las empresas como consecuencia del sabotaje petrolero y el paro general, momento en el que los niveles de escasez alcanzaron, en promedio, 16%. De igual manera, la producción desde el año 2012 hasta 2015, se ubica muy por encima del año 2003[8].
Resultados similares se obtienen al comparar los niveles de escasez con los de importaciones de bienes. El siguiente gráfico muestra que en 2007 aumentó la importación alrededor de 40% al compararla con 2006, ubicándose en niveles muy superiores a los del año 2003 cuando fue paralizada la principal industria generadora de divisas del país. En 2007, las importaciones aumentaron 360% con respecto a 2003, momento en el que se registraban similares niveles de escasez ocasionados por el paro general y sabotaje petrolero.
A partir de 2012, cuando se intensifican las agresiones contra el pueblo venezolano mediante la distorsión de los mecanismos de distribución de bienes esenciales generando una escasez superior al 30%, los niveles de importación se ubicaron por encima del año 2007, y por supuesto del año 2003. En el 2014[9] se importó 244% más que en 2003.
El desabastecimiento y las largas colas en Venezuela no son consecuencia del cierre de las empresas privadas productoras y distribuidoras de alimentos, medicamentos y productos de higiene, ni de la política de control de precios que haya impedido a estas empresas mantener sus niveles de producción, ni de la falta de divisas otorgadas a la empresa privada para la importación. Son el resultado de graves agresiones por parte de las grandes corporaciones transnacionales contra el pueblo, que por la vía de privarlo de los alimentos, medicamentos y bienes esenciales, buscan socavar el apoyo al Gobierno Nacional y generar un caos y conflicto social.
Las agresiones en 2007 no lograron derrocar el Gobierno de Hugo Chávez, sin embargo, tuvieron un impacto importante en los resultados electorales del Referendo Constitucional. De las 14 contiendas en las que participó Chávez desde 1998 hasta 2012, esta fue la única en la que no obtuvo una victoria. El bloque opositor venció con 50,71% de los votos, la brecha entre ambos bandos fue 1,42 a favor de la oposición.
Acompañada de estas acciones encontramos otro mecanismo que a lo interno, y también de manera subterránea y sinuosa, ha buscado distorsionar la economía, afectar al pueblo venezolano y debilitar el apoyo popular al Gobierno Nacional. Se trata de la manipulación mediática del tipo de cambio paralelo e ilegal, el cual tiene un efecto importante sobre los niveles de precio y por tanto sobre la pérdida del poder adquisitivo de los hogares. En momentos de conflictividad política, y especialmente, previo a procesos electorales, desde el año 2006, han estado posicionando un valor irreal del bolívar que ha servido de marcador en los precios internos de la economía, esto ha derivado en altos niveles de inflación inducida y pérdida del poder adquisitivo[10].
La asfixia económica ha sido brutal desde 2012, ha implicado un incremento del desabastecimiento, programado y malintencionado de alimentos, medicamentos y productos de higiene, de más del 130% pasando de 13% en 2012 a más del 35% en 2015, y una manipulación mediática del tipo de cambio paralelo e ilegal que supera el 5000%, incrementando el valor del bolívar de 11,35 en 2012 a 550,81 en 2015 y sus consecuentes efectos sobre la inflación y la pérdida del poder adquisitivo del venezolano.
A pesar de la intensidad de las agresiones, quienes de manera encubierta han accionado estas armas masivas contra el pueblo venezolano han fracasado en sus intentos de derrocar el Gobierno legítimo, tampoco han logrado generar un caos social. El pueblo venezolano ha mostrado ser pacífico, democrático y sobre todo muy noble.
No obstante, las agresiones han influido en los resultados electorales. En la medida en que estas acciones se hacen más intensas, privan cada vez más de alimentos, medicamentos y productos de higiene al pueblo venezolano, lo someten a colas más largas, y afectan por la vía de la manipulación del tipo de cambio paralelo e ilegal, su poder adquisitivo, los efectos sobre los resultados de los comicios son mayores. El siguiente gráfico así lo muestra[11].
Salvador Allende, en su discurso ante la Organización de Naciones Unidas el 04 de diciembre de 1972, también dijo:
El portavoz del Grupo Africano declaró, que su Grupo se solidarizaba plenamente con Chile porque no se trataba de una cuestión que afectara solo a una nación, sino que potencialmente a todo el mundo en desarrollo. Esas palabras tienen un gran valor, porque significan el reconocimiento de todo un continente, de que a través del caso chileno está planteada una nueva etapa de la batalla entre el imperialismo y los países débiles del Tercer Mundo.
Por todo esto, hoy 11 de septiembre, a 43 años del asesinato de Allende, del golpe de Estado en Chile, y del inicio de la más sangrienta dictadura militar de la región, resulta tanto más doloroso tener que denunciar que mi país, Venezuela, es víctima de una grave agresión, y es especialmente doloroso por los que todavía no lo creen; por los que se han hecho cómplices; y peor aún, por los que, con el objetivo de hacerse del poder político, siendo conscientes de la atrocidad contra el pueblo, simplemente callan.
[1] Se recomienda el documental La Batalla de Chile. La lucha de un pueblo sin armas
[2] Las instrucciones fueron dadas en una reunión a la cual asistieron el presidente Richard Nixon, Henry Kissinger, y el director de la CIA, Richard Helms, quien registró de manera manuscrita las órdenes recibidas. Se recomienda, además, leer los documentos desclasificados relacionados con el golpe militar en Chile el 11 de septiembre de 1973
[3] Department of State, Memorandum for Henry Kissinger on Chile, December 4, 1970, pp: 38-39.
[4] Para más detalles acerca de los mecanismos mediante los cuales, con intenciones políticas, se ha afectado a todo un pueblo, se sugiere la lectura de: Curcio, P. (2015) Desabastecimiento e Inflación en Venezuela; Curcio, P. (2016). La Mano Visible del Mercado (I). Guerra Económica en Venezuela (2012-2016). Manipulación del tipo de cambio e inflación inducida; Curcio, P. (2016). La Mano Visible del Mercado (II). ¿Control de precios o boicot en el suministro? ; Curcio, P (2016). La Mano Visible del Mercado (III). ¿Falta de divisas o embargo comercial encubierto?
[5] “Director de Alimentos Polar: Hemos aumentado nuestra producción” (mayo 2016)
[6] “P&G Celebra 65 años de compromiso y operaciones en Venezuela” (julio 2015)
[7] “Venezuela se queda sin café con leche” (2007); “Escasez de medicinas” (2007);
“Venezuela teme la falta de papel higiénico antes de los comicios” (2007)
[8] Estadísticamente se obtuvo una correlación directa entre ambas variables, es decir, un aumento de la escasez se corresponde con aumentos de los niveles de producción. Esto es contrario a lo esperado. Se supone que la escasez se presenta cuando disminuye la oferta.
[9] No disponemos de los datos para el año 2015.
[10] Los detalles del mecanismo mediante el cual han distorsionado el mecanismo de precios internos de la economía a través de la manipulación del tipo de cambio paralelo e ilegal, puede ser consultado en: Curcio, P. (2016). La Mano Visible del Mercado (I). Guerra Económica en Venezuela (2012-2016). Manipulación del tipo de cambio e inflación inducida. Curcio, P (2016): “Los ciclos políticos del dólar paralelo en Venezuela”
[11] Estadísticamente hay una relación inversa casi perfecta entre los niveles de escasez y las brechas electorales, y entre el tipo de cambio paralelo e ilegal y la brecha electoral. En la medida en que la escasez programada y el tipo de cambio manipulado aumentan, la brecha electoral (que resulta de restar el porcentaje obtenido por el chavismo menos el del bloque opositor) disminuye.