Mi parto.

Por Anaperezllinares

Por alguna extraña razón, me cuesta mucho hablar de mi parto , pero al fin me he decidido a hacerlo.
Así que os voy a contar como nació David:
Mi embarazo fue de maravilla con el único inconveniente de que llegaba el momento del parto y David no se colocaba, estaba muy alto.  Hablé con mi ginecóloga y le dije que me gustaría  evitar la cesárea siempre que fuera posible (había oido que se realizaban muchas mas de las realmente necesarias).
La semana antes de la fecha prevista, me dijo que ella prefería inducirlo si el día que salía de cuentas no me ponía de parto de forma espontánea. Yo, a todo esto, si la mas mínima idea de que es lo mejor o  no, con toda mi confianza puesta en ella,  y de alguna manera, delegando mi responsabilidad de decidir, accedí sin poner nigun problema. Quedamos en que si no había novedad, ingresaría la noche del 23 de septiembre.
El día 22, a las 24.00, me desperté sobresaltada y con muchas ganas de vomitar.  Cuando fui al baño vi que estaba sangrando un poquito.Supuse que se trataba del tapón mucoso, pero no me quedé muy tranquila porque no se parecía demasiado a lo que me habían explicado en la preparación al parto. Para salir de dudas llamé a la matrona, a quien no conocía aun y, como no estaba de turno, me dieron el teléfono de la que podía atenderme en ese momento. Me dijo que seguramente se trataba del tapón mucoso, que me quedara tranquila en casa, pero que si en un par de horas no paraba de sangrar o lo hacía mas intensamente, que fuera al hospital para que me vieran.
Tas esperar cuatro largas horas esforzandome por no quedarme dormida y sin parar de sangrar, decidimos ir al hospital, donde tras revisarme y ponerme el monitor, detectaron una contracción. Me dijeron que estaba muy verde, pero que a lo largo del día iría notando contracciones cada vez mas a menudo. así que, si me encontraba bien, lo mejor era que pasara el día tranquila en mi casa y que ingresara por la noche.
Pasamos el día tranquilos y, como me dijeron, las contracciones cada vez se hacían notar más. A las 9 de la noche fuimos al hospital.
Tras hacerme un analisis y ponerme el enema de  turno, nos dejaron en la habitación para que descasara todo lo que pudiera. Pero yo cada vez tenía mas contracciones, y alrededor de las doce empezaron a ser mas dolorosas y cada cinco minutos arpoximadamente. Así que nos bajaron a dilatación y, tras ver que aun iba para largo, nos llevaron de nuevo para la habitación.
Conseguí dormir un poquito y alrededor de las cinco de la mañana vinieron para bajarme de nuevo. Mi matrona aún no había llegado, así que me atendió otra, que resulto ser bastante maja.
Enseguida me colocaron el gotero de oxitocina y las contracciones comenzaron a ser cada vez mas dolorosas. A las 7 de la mañana llegó mi matrona y al poco mi ginecologa, que me bajó el ritmo del gotero, porque tenía contracciones muy fuertes y poco productivas.
A las 9 de la mañana, cuando llegó el anestesista, me dolía tanto que no dudé ni un segundo en que me pusieran la epidural.
La dilatacion era lenta, pero no suponía un problema. El problema era que David no bajaba.
Tras esperar y esperar, cuando la dilatación fué completa, me dijeron que pujara, pero no había manera. Así que mi ginecologa, me dijo que ibamos a la sala de partos, que una vez allí haríamos un último intento y que si no era efectivo, me harían una cesarea. A esas alturas lo único que quería era tener a David en brazos, así que casi me alivió oir que por fin iba a nacer, fuera como fuera.
Entramos a la sala de partos y me asustó mucho el que no dejaran entrar a papá...pero estaba tan agotada, que era incapaz de pedir nada. Y empezó a entrar gente, enfermeros, la matrona, mi ginecologa, el anestesista.
Tras pujar un par de veces, mi ginecologa dijo que David tenía alrededor del cuello dos vueltas de cordón y me dijo que habían dos opciones: o parto instrumental , que ella no me lo recomendaba, o cesarea. Ante este panorama le dije que hiciera lo que considerara mejor para David.
Recuerdo que tenía mucho frío y me sentí realmente mal cuando vi que me ponian los brazos en cruz y me los ataban. Tenía miedo y estaba sola. Me sentí terriblemente indefensa. Por suerte, tanto el anestesista como la matrona y mi ginecóloga fueron muy cariñosos y considerados conmigo. El anestesista me acariciaba la cara todo el tiempo y me preguntaba como me encontraba, tratando de reconfortarme y mi ginecóloga me iba retransmitiendo lo que hacía y diciendome constantemente que todo estaba saliendo fenomenal.
A las 13.11 h, oí gritar a David. Me lo acercaron para que le diera un besito y se lo llevaron. Papá lo conoció mientras le hacían todas las pruebas que les hacen. Yo los veía allá a lo lejos y papá me contaba lo bonico que era nuestro pequeñin. No lo tuve en brazos hasta que no me cosieron y me subieron a la habitación (unos cuarenta minutos despues de nacer), pero en cuanto lo cogí se enganchó a la teta con una facilidad que me asombró.
 
 Como veis, no recuerdo mi parto como una experiencia desagradable ni traumática, de hecho guardo un muy buen recuerdo, pero me sentí un poco decepcionada. Yo esperaba dar a luz a mi hijo sin necesidad de cesárea  y también imaginé que mi parto sería algo más íntimo, que se tendría mas en consideración que, para la madre, ese es el momento mas especial de su vida.  
Así que, por un lado siento que se me trato muy bien, pero otra parte de mi lamenta no haber estado lo suficientemente informada y no haber sido consciente de que era lo que quería. Delegué toda responsabilidad en los médicos y, como es lógico, ellos siguieron con su procedimiento habitual.
Ahora que me planteo un segundo embarazo sé que tengo que llegar al parto con las ideas muy claras para no lamentarlo después y también sé que, una vez aprendida la lección, tengo que perdonarme a mi misma por no haber exigido lo que hoy por hoy considero mejor tanto para mi como para mi hijo.
Espero, en el futuro, tener el valor para hacer lo que considere mejor, sin dejar que el miedo decida por mí y tener plena consciencia de que, para bien o para mal, lo que decida lo habré decidido por mi misma y no podré responsabilizar ni culpar a nadie por ello. Espero tomar la mejor decisión.