Abrí mi maleta y la llené de esperanza; de caricias y abrazos recibidos, que rodeé con un lazo, para que no se escaparan de mi memoria; de besos que endulzaron los momentos más amargos, los cuales acurruqué entre mis sueños por cumplir. Y en un rinconcito puse los “te quiero” que no conseguiste robarme. Todo aquello que me hacia ser grande, tan grande como tu jamás me supiste ver.
Y cerré la puerta haciendo ruído para que notaras mi ausencia, y me fui lo suficientemente lejos como para no acordarme de ti.