Mi primer ayuno corto

Publicado el 03 julio 2019 por Carlosgu82

La forma de partir es dejando de hablar y comenzando a hacer. (W. Disney)
 

Hace unos años empecé a prestar más atención a lo que caía en mis manos relacionado con el ayuno. Me sorprendía que alguien, voluntariamente, se sometiese a una privación. Es algo obsceno en nuestra sociedad… Al fin y al cabo, es más fácil privarse cuando no tienes mucho, y a día de hoy, no es precisamente la cantidad de alimento lo que más falte.

Sobre la base del camino recorrido por otras personas, es bastante fácil hacerlo bien (así como que se exageren los beneficios), así que comencé a plantearme en serio realizar un ayuno corto, de un día. Sólo esperaba no desmayarme por la agonía y tener un mínimo de energía para subsistir.

Cumplida la primera etapa, la decisión, la segunda era la planificación: ¿cuándo?, ¿y si se enteran en casa?, etc. Varias preguntas que sólo se puede responder cada uno a sí mismo. En mi caso, de sábado por la noche a domingo por la noche (¡¡no quería desfallecer en el trabajo!!) y en casa… En casa, lo planteé e hicimos la prueba los dos.

Llegó el día, y lo primero que llama la atención es que rompes rutinas. Con esto quiero decir que las sensaciones están más condicionadas por el hábito que por la necesidad. El apetito llegaba a su hora, en forma de movimientos gástricos y salivación. Al cabo de un corto tiempo, bebiendo agua, se pasaba.

He mencionado el agua. Es importante en dos aspectos: primero, por mantenernos hidratados, si bien el organismo en el ayuno no consume tanta agua al no realizar el proceso digestivo. Segundo, mejor agua que otro tipo de líquido, para evitar lanzar el proceso digestivo con los nutrientes y otros compuestos incluidos en los zumos, lacteos,…

Las sensaciones fueron variadas. Un tanto extrañas al romper las rutinas, pero realmente es una oportunidad para aprender a escuchar al cuerpo y notar sus sensaciones, como la ligereza o el distinto estado de alerta.

Como conclusión, obviamente, no me desmayé ni desfallecí, incluso después de hacer ejercicio suave. Es importante que al retomar la alimentación se haga de forma frugal (un par de plátanos por ejemplo), para que la fibra ayude a barrer los restos de la limpieza que el cuerpo ha iniciado.

Actualmente realizo periódicamente ayunos de este tipo. El mito ha caído y la sensación es gratificante.

En tu mano está vivir una experiencia un poco más intensa.