Hoy es mi primer día de vacaciones. Este año empiezo mis vacaciones de verano en Menorca, sin duda la isla más bonita del Mediterráneo. Tal vez se me acuse de no ser muy objetivo porque soy menorquín, sin embargo creo sinceramente que pocas islas mediterráneas tienen su belleza y están tan bien conservadas. No en vano Menorca es reserva de la Biosfera por la UNESCO desde 1993, y ha presentado su candidatura para convertirse en Geoparque.
Sea como fuere este año empiezo mi verano en tierras menorquinas para descansar y coger fuerzas durante dos semanas. En el segundo tramo de mis vacaciones viajaré a mi querida Tailandia y visitaré por primera vez Laos. En total estaré un mes entero en el sudeste asiático. Si, habéis leído bien. Soy uno de los pocos mortales que pueden permitirse un mes y medio de vacaciones del tirón sin ser profesor.
Hoy me he despertado tempranito y taza de café en mano he empezado el día disfrutando de esta vista del Mediterráneo. Así a cualquiera se le dibuja una sonrisa en la cara y los días lluviosos de Bruselas con sus agitadas jornadas de trabajo empiezan a caer en el olvido.
Una de las cosas que más echo de menos durante los lluviosos meses de invierno es pegarme un buen baño en el mar. Dicho y hecho. Me he acercado al Es Caló Blanc, uno de los rincones con el agua más cristalina y con uno de los colores turquesa más vivos de Menorca. Es una calita con una mini playa de unos pocos metros de largo y donde por lo general la mayoría de gente estira sus toallas en las rocas que bordean este magnífico rinconcito. Sin duda soy afortunado de tenerlo a 5 minutos caminando de mi casa.