Mi primer intercambio juvenil Erasmus+ en Rumania

Publicado el 06 octubre 2016 por Maritriniginer

Letras que construimos: (corazón) Marabu, el nombre del albergue en Milcoveni.

Le cuento a mi familia que me voy a Rumania y lo primero que me dicen es: “¿Qué falta te hace? ¿Qué se te ha perdido ahí? Todos los rumanos viniendo a España y tú al revés del mundo.” Es una pena que existan los prejuicios, que el desconocimiento nos cierre y no sintamos esa curiosidad de conocer más allá de lo primero que oímos. Me siento afortunada de la experiencia que he vivido en Rumania, todo los momentos que he podido compartir con rumanos y con jóvenes de otras nacionalidades.

Fui a Rumania como group leader de adolescentes españoles que nunca aparecieron. Tal vez por los prejuicios, tal vez porque al ser menores de edad aunque se apuntaron, sus padres no se lo permitieron. A mi los míos no me habrían dejado ir con esas edad. Les costó dejarme ir a Reino Unido 1 mes en verano. Finalmente me dejaron porque ese año cumplía los 18 años, iba a ser mi último verano antes de la universidad, también porque me dieron la beca y mi hermana mayor que ya había estado en Irlanda insistió.

Volviendo a Rumania, no fui la única group leader a la que le sucedió esto. Ceno, el chico que vino de Alemania le ocurrió lo mismo. Éramos dos groups leaders que obtuvimos la formación para serlo previamente en Macedonia, sin grupo al que liderar. Así que, ayudamos al resto de groups leaders. En total estábamos ocho países presentes: España, Alemania, Francia, Macedonia, Hungría, República Checa, Turquía y Rumania. Faltaron Italia y Bulgaria.

Marabu Camp, Milcoveni, Rumania.

Estuvimos durante ocho días en Marabu Camp, un albergue ubicado al entrar a un pequeño pueblo llamado Milcoveni. Nos ha hecho un tiempo estupendo y todos los días pudimos realizar actividades al aire libre, juegos para recargar energías y practicar algunos deportes como: volleyball, fútbol, ping pong, bádminton,…

La temática de este intercambio juvenil era YEA, Youth Employment Action. Por ello, visitamos la estación de policía, una granja, una guardería, un dentista, el ayuntamiento,… conocimos de primera mano el trabajo que realiza cada profesional en su sector y pudimos preguntarles dudas. Esto tan básico, me resulta algo necesario para adolescentes que aún no saben a dónde dirigir su carrera. Más de uno terminó esta experiencia con las ideas algo más claras.

También tuvimos tiempo libre para pasear por Milcoveni, que en 10 minutos te recorrías la avenida principal de punta a punta. Por el camino, lo mismo te podías encontrar algún pato o algún pavo. Hay más animales que personas en Milcoveni. Algo que no lo comento como negativo, si no al contrario, me pareció un entorno perfecto para estar tranquilos y realizar las actividades. Además dormíamos con todo abierto, nunca cerrábamos con llave y no tuvimos ningún problema.

Pedaleando por el Río de Timisoara, Rumania.

No solo conocimos Milcoveni, pasamos un día entero en Timisoara, la tercera ciudad más grande de Rumania, elegida por un jurado internacional como la Capital Europea de la Cultura para el año 2021. Me pareció muy bonita, por sus edificios, sus calles y su río por el que pedaleamos. También conocimos otra ciudad cercana a Milcoveni, Oravita y su lago Mic, por el que también pedaleamos.

Españoles por el mundo, españoles en Milcoveni, Rumania. Ángeles, servidora e Iñaki, de izquierda a derecha.

Una de las cosas que no esperaba en Milcoveni era encontrarme con jóvenes que están realizado su EVS o, en español, SVE, Servicio de Voluntariado Europeo, allí durante 10 meses. En total son cinco voluntarios europeos: dos franceses, dos españoles y un húngaro. ¡Sí! ¡Dos españoles! Yo que ya creía que no me iba a encontrar ninguno… pero siempre aparece alguien de España, y más concretamente ¡de Murcia! Iñaki es murcianico también. Gracias a ellos me sentí más acompañada durante la noche de intercambio internacional, ya que, los participantes de cada país tienen que presentarlo, además de preparar algo típico gastronómico. Gracias a Iñaki y Ángeles por prestarme su casa para poder cocinar la tortilla de patatas y por ayudarme a prepararlo todo, ya que, la cocina del albergue no podíamos usarla. ¡Triunfó nuestra tortilla! Además del rebujito y el turrón.

La “moraleja” de esta experiencia es que aunque seas la única española que va a un intercambio de estos, en los que se suponen que van entre 3 y 6 personas de cada país, y te enteres pocos días antes de coger el vuelo, ¿por qué vas a perderte tú la vivencia porque el resto no vayan? Cada viaje es único, cada nueva situación es un nuevo reto. Todo hay que disfrutarlo porque todo depende de tu actitud. Un group leader sin grupo al que liderar, suena cómico y así es, nosotros mismos tenemos que reírnos de nuestra situación y así lo hice y Ceno, también. Durante el training course en Macedonia le sucedió lo mismo a Francia y República Checa, solo fue una persona por país y las participantes ¡lo pasaron bomba!

Si alguna vez, te conceden una beca Erasmus+ para un curso o un intercambio y no vas porque te enteras de que eres la única persona de España que va y no quieres ir solo de tu país… que no me entere yo, que te “arreo”.

Make a circle! or… a potatoe! Milcoveni, Rumania.

De esta experiencia los participantes nunca olvidaremos las noches alrededor del fuego, frases como: “Make a circle!”, “Congratulations, people!” and “Good job!” y por supuesto, nunca olvidaremos al team leader más amable, educado y simpático que he conocido nunca, Álex.