Para cuándo dispuse de una sencilla cámara analógica en mis manos (todo un lujo por cierto), los alrededores del mercado y sus puestillos ambulantes, eran sin duda toda una fuente de inspiración, así escobilleros, mariscadores, gitanos o esta familia que vendía hojas de morera para los gusanos de seda y caracoles, centraron mi atención, no ya solo por lo estético o singular, sino porque transmitían con su mirada una cierta "solicitud-respuesta", tal vez esperaban que de aquella instantánea, algún milagro se obrase y les proveyera de algo más que aquella miserable, humilde, sencilla y trabajadora vida que tenían para poder sobrevivir. Si es verdad que hubo cierto mimetismo, respeto y solidaridad aunque fuese solamente moral.
Fotografía: A. Morales. (C)