Descubrí Gang and the Wool a través de instagram, mucho antes de tener el anillo en el dedo. Me encantaba la atmósfera que envolvía el lugar, las imágenes del lugar parecían salir de revistas de las que lees pero que nunca piensas que sean reales.
Así que cuando le tocó el turno al ramo de novia no dudé en mandarle un email. Con el tema de las flores había tenido hasta pesadillas. En la útlima boda que fui las flores fueron las protagonistas pero no por lo bonitas y frescas sino todo lo contrario. No he podido olvidar la cara de mi amiga Laura al oler su ramo… Así que tenia especial obsesión. Enseguida tuve respuesta, y una respuesta que ya me encantó: me hizo unas cuantas preguntas, intercambiamos emails: que si el Sr. Lataat quería que su prendido tuviera bolitas amarillas (craspedias), yo quería que hubiera rosas, en recuerdo a la pasión que mi padre tenía hacia esa flor: siempre andaba cuidando los rosales que él mismo había plantado en todas partes (hasta en la fabrica) y cuando ya estaban a punto las cortaba y se las regalaba a mi madre. Me hizo una propuesta totalmente acertada. Me moría por verlo.
Después vino el drama, cuando le mandé la ubicación al Sr. Lataat. Casí le da un infarto, sí sí Gang and the Wool está en Barcelona y eso lo confirma su código postal pero… Está en las boscosas montañas de Barcelona. ¡Ups! Complicada la llegada, puentes estrechos, subidas no aptas para todos los embragues,… No lo negaré, pero llegas al sitio y… Todo se te olvida.
Nos recibió Manuela con su dulce sonrisa, estaba terminando mi ramo, me explicó cómo tenia que cuidarlo para que al día siguiente estuviera espectacular. Ni la escuchaba, yo solo tenia ojos para mi ramo, me encantó. Una vez leí no sé donde lo mágico que es el momento que una novia se enamora de su ramo y yo en ese entorno con el famoso invernadero de fondo lo estaba viviendo. El Sr. Lataat también estaba encantado con su buttonhole. Nos despedimos de Manuela con un hasta el Welcome summer diner.
Dormí con él en la habitación, no lo quería demasiado lejos. Vestirme, últimos retoques y recojo el ramo, y ya no lo solté más, ni en la ceremonía. Oía a mis amigas exclamar: ¡Que ramo más bonito! mi hermana me dijo que según su profesora de Ikebana estos tipos de ramos representan muy bien la idea de matrimonio: estar muy juntos y con mucha variedad. Perfecto, ¿no?
Llegó el momento de lanzarlo. No podia ni queria escoger a una sola amiga, todas se merecían tener el ramo y la suerte de ser la siguiente. Así que organice a las chicas, me subí a una escalera y lanzamiento de ramo.
Fue un momento muy gracioso y divertido. Otro de los millones de momentos especiales de la boda.
El sábado pasado volví a Gang and the Wool, esta vez, por un camino mucho más fácil, a dar la bienvenida al verano. Mi estación favorita por excelencia. El invernadero estaba con sus mejores galas, una comida deliciosa que prepararon Caravan Made, una decoración inmejorable, música en directo… y un ambiente de los más selecto y sutil. Algunas caras conocidas y algunas nuevas, pero después de unas horas ya habíamos intercambiado perfiles del instagram y blogs. Charlas de proyectos e ilusiones entre risas…
La velada transcurrió de manera fluida, como no podía ser de otra manera. Con Manuela las cosas son así de fáciles…
¡Hasta pronto y muchas gracias por hacer más especial mi gran día!
Petonets,
Lataat.
PD: me muero por ver el video de The visual Partners, estuvo muy bien conocerlos en persona despues de tanto tiempo viendo su trabajo.