Pues bien, esta es la historia de Calvin Weir-Fields, un chico que publicó un best-seller cuando estaba en la secundaria y desde entonces no ha podido escribir más (historias que puedan ponerse a la altura de su “famosa novela” pues). Ha recurrido al psicólogo y además tiene el apoyo incondicional de su único amigo... que bueno, es su hermano, ¿no les he dicho que Calvin es algo solitario, tímido y retraído? Un día Calvin sueña con una muchacha, la chica de sus sueños (la ideal, no porque estuviera en sus sueños... déjenme, recién volví a blogger, no esperen sabias palabras de mi boca... o manos?) y cuando despierta no se despega de su máquina de escribir (teniendo tanta tecnología, sí, aun escribe en maquina) sólo por Ruby, por esa chica, su musa, que lo está haciendo llenar folios y folios a una velocidad impresionante.
¿No les ha pasado que se enamoran del personaje de un libro? Yo creo que sí, pero ¿se imaginan qué enredo mental pasó el escritor mientras lo creaba? Pues esto le sucede a Calvin: se enamora de Ruby y un día, por acto de magia, Ruby se materializa en su casa...
Lo más interesante de todo es que la película nos enseña que ni siquiera creando y poniendo todas las características a nuestro “Chico (a) Ideal” se pueden evitar los problemas, peleas y desacuerdos que forman parte de un noviazgo. Ruby es, fuera de la tinta y el papel, una chica que puede tomar decisiones y eso es lo que Calvin no puede soportar (ni controlar) estúpidos hombres, haciendo que vuelva a sacar la máquina de escribir para cambiarla a su antojo hasta que se da cuenta que la está haciendo diferente a lo que Ruby era en un principio.
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*Guión escrito por Zoe Kazan (Ruby Sparks)*En la vida real, Zoe Kazan y Paul Dano (Calvin Weir-Fields) son pareja.