Hoy les voy a presentar un bichito precioso. Hace unos años mis papás trajeron a nuestras vidas a Jocky, un schnauzer mini que cambio nuestra vida por completo, es una dulzura de perrito.
La idea inicial de traerlo era para que yo pudiera tener una compañía cuando fuera a estudiar, pero termino siendo difícil llevarlo todas las semanas por los viajes en colectivo (y no hablemos de la extrañitis de mi mamá hacia el pequeño animal) pero las pocas veces que pude llevarlo conmigo hizo que notara la diferencia entre tenerlo y no. No parece, pero es una compañía enorme; nos divertimos mucho, es un animalito dulce, cariñoso y a pesar de su tamaño es super valiente y guardián.
Les cuento una anécdota rápida, una de las primeras semanas le compre uno de esos huesos de juguete (él nunca antes había tenido uno en casa) cuando se lo di el pobre no entendía nada y lo movía y le ladraba; fue una situación bastante cómica, hasta que después de un largo análisis de su parte al extraño objeto entendió para que servia y empezó a mordisquearlo mientras yo estudiaba a su lado. Parecen cosas tontas, pero cuando uno esta solo pueden alegrarte el día.
En este texto solo les muestro una de las tantas travesuras de mi mascota, hay muchas más obviamente, pero la idea no es extenderme, solamente quería compartir con ustedes un recuerdo agradable que pasé con él y recomendarles, tanto si viven en un departamento o en una casita, y en especial si están solos o con niños pequeños a esta raza tan encantadora y particular, no van a arrepentirse, se los aseguro.