Mi segunda monitorización fetal y evolución de la diabetes

Por Clara Ingeniera @mamaingeniera

Ayer tuve una mañana muy completa, pues a las 8:15 tenía cita con la enfermera de endocrinología y a las 10 monitores. Y como el hospital está a 1,2 km de casa según Google Maps, siempre voy andando, con tranquilidad porque es cuesta arriba, pero andando.

El caso es que salí de casa a las 7:40 creyendo que iba bien de tiempo, pero llegué bastante justa. No obstante, entré a consulta unos 10 minutos tarde. Jamás entenderé cómo, siendo la primera cita del día, aún me cogen tarde.

Allí estaba la enfermera que me dio el curso de diabetes y que ya me ha visto varias veces y otra enfermera de otro hospital público de Barcelona. Me explicaron que esta enfermera también era de diabetes gestacional y había venido a ver cómo lo hacían aquí para unificar protocolos. Me pareció estupendísimo.

Empezamos a revisar mis valores de azúcar de las dos últimas semanas y les expliqué el tema de las hipoglucemias.

Desde que hace dos semanas me cambiaron la insulina por una más rápida, desayunando a las 7:30, llegaba a las 10 con una bajada de azúcar increíble. Y todos sus síntomas, claro.

Una hipoglucemia puede provocar mareos, temblores, palpitaciones, sudor frío, vista nublada y un malestar general horrible. Pues para quien no lo sepa, llevo dos semanas con una de estas cada mañana. ¿Cómo lo solucionaba? Pues tomando algo de azúcar rápido como un zumo, por ejemplo. Y aunque mis niveles de azúcar se arreglasen, el cuerpo se me quedaba como si me hubiesen dado una paliza.

No podía reducir la dosis de insulina, pues la necesito para el desayuno, ni comer más, pues tendría que pincharme más dosis. Hace dos semanas, tras dos hipoglucemias, envié un e-mail al otro enfermero de endocrinología y me dijo que añadiese un tercer desayuno antes de la comida y que adelantase un poco el 2º desayuno.

Es decir: Desayuno 7:30h, 2º desayuno 10h, 3º desayuno 12h.

Luego ya comía a las 13:30, con el agravante de que antes de comer, estaba alta de azúcar, y esto tampoco podía ser.

Después de 45 minutos de estudio de mis valores de azúcar y dos consultas a la propia doctora de endocrinología, llegaron a la siguiente conclusión:

1er desayuno 7:30h: Un vaso de leche + 2 galletas maría

2º desayuno 9h: Un sandwich de pavo y queso

3er desayuno 11:30h: 1 galleta maría + 1 galleta sin azúcares añadidos

Y a todo esto añadió que yo igualmente tenía que seguir midiéndome para intentar controlar que no tuviera hipoglucemia bajo ningún concepto, pues me estaba totalmente prohibido.

Una vez me dio estas indicaciones, me facilitó una receta para esta nueva insulina por si se me acaba el boli que estoy usando antes de dar a luz.

En una de las consultas que le hicieron a la endocrina, esta señora dijo que me quería ver y que me dieran cita con ella, por lo que me dieron para el 7 de diciembre, cuando cumpla 39 semanas. La enfermera me dijo que si por cualquier cosa daba a luz antes, que dejase de pincharme, de hacer dieta e incluso de tomar Eutirox.

Además, me programaron el análisis postparto en el que me volverán a hacer la curva larga de glucosa y comprobar que la diabetes ha desaparecido completamente. Y también medirán mis niveles de TSH, para comprobar que la retirada de Eutirox ha ido bien. Tengo este análisis el 1 de marzo y la visita para conocer los resultados el 4 de abril.

Me gusta que se hayan centrado también en el tema del hipotiroidismo subclínico sin yo haberlo pedido, pues como bien sabéis, me lo estaba tratando con una endocrina privada, la cual da la casualidad que se formó con esta doctora en este hospital. Mi endocrina me dijo que esta mujer era de las mejores que había. Ponerme en manos de esta señora y no tener que volver a la consulta privada me gusta. Estaba un pelín harta de tener a todos los médicos desperdigaos por ahí.

Salí de la consulta de la enfermera con citas para el día 7 de diciembre con la endocrina, para el 14 de diciembre con la enfermera de endocrinología (a esta cita si que espero no llegar pues es mi FPP y espero haber dado a luz ya), con la petición de análisis postparto el día 1 de marzo y la consecuente visita el 4 de abril.

Para acabar, tuve que bajar al hospital de día a por tiras reactivas de glucosa ¡donde me encontré con mi endocrina privada! Ella me contó que se había formado ahí, pero no que siguiese trabajando ahí. Total, nos saludamos con una sonrisa y nada más. Pero me hizo mucha ilusión verla.

Y como ya eran las 9:30, subí a dónde me hacen los monitores para almorzar e intentar descansar un poco, pues la hipoglucemia de cada día estaba haciendo su aparición.

Entré a monitores a las 10:15 con otras dos chicas. Intenté ponerme en la misma máquina de la semana pasada en la que se ve sin problema la frecuencia cardiaca del feto y el nivel de contracciones. Las otras dos chicas venían acompañadas de sus parejas.

Durante la media hora (o un poco más) que estuve allí, Bichito no dejó de moverse provocando que la máquina perdiese señal constantemente. Y porque yo lo notaba moverse, sino me hubiese asustado que la máquina pitase tanto. La matrona se quejaba de que mi niño no dejaba de moverse, y la verdad es que el gráfico que estaba saliendo era muy feo, aunque sus pulsaciones se mantenían siempre alrededor de 150. Y es que cuando la máquina recuperaba señal, empezaba marcando 225 pulsaciones por minuto o 50 y aunque enseguida volvía a sus 150, el gráfico ya salía “chuchurrío”.

A pesar de haber estado toda la noche y toda la mañana con contracciones de Braxton Hicks que han aumentado de intensidad, durante ese rato no tuve absolutamente ninguna.

La chica que tenía a mi izquierda que aún le quedaban un par de semanas para salir de cuentas, tenía muchas contracciones, así que la citaron para el sábado y para el lunes hacerle más monitores.

La que tenía a mi derecha ya había salido de cuentas y su monitorización parecía una balsa de aceite. Ni una sola contracción. A ella le dijeron que fuese hoy a las 8:30 para inducirle el parto, pues ya había superado el plazo para ponerse de parto ella sola. La que estaba a mi izquierda dijo “qué suerte!”. No entendí muy bien porque consideró que una inducción es tener suerte cuando su parto parecía inminente también.

Para terminar, la matrona miró con atención mi gráfico horrible y dijo que todo estaba dentro de la normalidad y que nos volveríamos a ver la semana que viene. Así que salí de allí con cita para el próximo jueves.

Salí del hospital a las 11 de la mañana y aproveché que estaba cerca de mi CAP para recoger partes de baja. Entre pitos y flautas llegué a casa a las 12:15 echa polvo.

Y así es como transcurrió mi mañana. Espero que los cambios en la dieta eviten más hipoglucemias porque es un tema que me lo está haciendo pasar realmente mal. No estoy disfrutando de mis últimas semanas de embarazo ya que no puedo salir a la calle sola por miedo a marearme y darme un porrazo, me paso las mañanas tumbada para no gastar energía y evitar las bajadas de azúcar, y sintiéndome fatal por no conseguir controlar la dichosa diabetes.

Pensar que nada más dar a luz ya dejaré de tener horarios para comer, dejaré de pincharme insulina y de medirme el azúcar, hace que tenga ganas locas de parir aunque le tengo un respeto muy grande al puerperio. Pero de eso os hablaré otro día.

Acabo de darme cuenta del pedazo de entrada que acabo de escribir, pero así dejo constancia de cómo está transcurriendo todo, que sino luego es muy fácil olvidar.