Mi semana sin Comunio

Publicado el 15 marzo 2015 por Decabo

Taciturno tratando un login nocturno. Como la rima de una canción de Mecano, una experiencia fallida y sufrida por una gran mayoría. Así han sido las noches desde que está caído el servidor de Comunio.

Como un broker despedido jugando al poker entre amigos. Sin comprar ni vender, apostando dinero a la fiabilidad alemana y perdiéndolo todo, pero perdiendo sobre todo esta jornada de liga.

El viernes el primer partido me la suda mucho y me la sudan mucho más las picas. Mientras, Remigia, ama de casa y sufrida madre de un cronista del As se dispone a dormir tranquila un fin de semana, sin tener que sentir esos dichosos pitidos en los oídos y sin temer por la vida de su hijo.

Recuerdo como los últimos días de esta semana cuando apretaba el monazo de Comunio tenía que esconderme en secreto en los baños del curro para intentar logarme diecisiete veces seguidas y ni por esas. Sufriendo en mis carnes los extremos de la existencia humana. Mientras la tristeza me invadía, en el cubículo de al lado un compañero estreñido estallaba de alegría, primero al explotar las frutas del Candy Crush y después, aún mucho más, al sentir la salpicadura de un zurullo con solera refrescar sus posaderas.

Al principio cuando sólo los jugadores de pago podían entrar pensé que era cosa del gobierno. Otra privatización encubierta. Pensé en votar a Podemos para acabar con la injusticia, pero luego pensé que Pablo Iglesias y Errejón tienen pinta de haber pasado más tiempo en el club de ajedrez jugando al Hero Quest que en los campos de deporte. No creo que el fútbol esté entre sus prioridades. No creo que sean los mejores para negociar nada con los alemanes.

Estuvimos varias veces a punto de llegar a las manos en mi grupo Comunio de whatsapp, de hecho no parábamos de enviarnos emoticonos enfadados, tratando de buscar una solución justa para aquellos a los que el parón nos había dejado en negativo. Porque en los malos momentos, cuando falla la aplicación, es donde descubres quiénes son tus enemigos en Comunio. Quienes son las hienas carroñeras y quienes los terratenientes que tienen versión de pago.

Cuando se confirmó la noticia, al principio me alegré pero luego pensé ¿qué voy a hacer con mi vida este fin de semana? Quedé con los amigos a tomar unas cañas y no teníamos conversación. Pasó una rubia con un buen culo, y el silencio se rompió con nuestros comentarios educados y científicos acerca de la anatomía femenina y de la tendencia de las casas de moda de hacer la ropa ceñida, pero después volvió a pasar un ángel o más bien se fue. San Comunio se nos había ido y nos dejó en silencio. En las pantallas del bar daban un partido pero nadie hacía comentarios de sesgo fanático sobre el brillante desempeño de uno de sus jugadores sobre el campo. A nadie le importaba, si acaso aquella emisión nos soliviantaba. Un partido de fútbol entre equipos de mitad de la tabla sin Comunio es como contemplar una peli porno recién operado de fimosis, una mezcla de dolor e impotencia.

No se me escapó que mi novia se había puesto más guapa que de costumbre, o quizás siempre se ponía así de guapa en fin de semana, no lo sé, no lo recuerdo, porque hace ya mucho desde la última que la miré un sábado. Creo que desde el último partido amistoso de la selección. Puede que quisiera sexo…. Pero soy un hombre sensible, no un animal de follar, no me apetecía hacer el amor con el servidor de Comunio apagado y de cuerpo presente.

Pude ver, eso sí, el partido de mi equipo deseando que cualquier de los míos metiera un gol. Y me alegré de que el puto Emery y sus rotaciones dejaran a los míos en el banquillo, sólo faltaba que se me lesionaran. Son los pequeños rayos de esperanza dentro de una negra jornada en la que asomado al abismo de la desesperación he estado a punto de hacerme un equipo de la liga Marca.

Esta semana he descubierto que la vida hay que vivirla porque un día estás en este mundo, y al día siguiente ya no funciona Comunio. Ya lo decía John Lennon : la vida es eso que pasa mientras estás ocupado en negociaciones con tus amigo para conseguir un portero.

Con todo no me puedo quejar de la experiencia. Me ha abierto los ojos y me ha mostrado que mi vida no está tan mal aunque vaya el último en la liguilla con mis amigos de toda la vida, que podría tratarme mucho peor: podría ser uno de los administradores de sistemas de Comunio que llevan currando 24×7 toda la semana. Y , sobre todo, que hay que mirar al lado positivo de la vida porque siempre acaba saliendo el sol… Y es que al fin la aplicación ha vuelto a funcionar.