Cuando tenía 5 años, recuerdo que siempre me encantaba narrar con mi desodorante en mano. ¡Si!, esos desodorantes que vienen en frascos pequeños de distintas marcas, olores y colores, yo no los veía así, más bien los imaginaba como micrófonos espectaculares. Lo primero que hacia era simular que estaba narrando en un evento importante en la ciudad. No conforme con ello pensaba que entrevistaba a distintas figuras del espectáculo. Claro, esas figuras se sentaban a mi lado y yo les sostenía el desodorante, bueno, el micrófono mientras respondían a mis preguntas. Obviamente eran totalmente invisibles.
Mi papá se levantaba todos los días a las 5 de la mañana, sincronizando el show de simpatía, así se llamaba,el programa radial mas reconocido en mi pueblo. Yo me levantaba por la musiquita pegajosa de la emisora, me encantaba por cierto, además de la voz gruesa que tenia el presentador. Confieso que imaginaba que era un hombre fuerte, alto o agraciado, pero no. Era simplemente un barrigoncito de no mas de 1,60 metros, sin animo de ofender a nadie; que decepción. Bueno aunque eso lo descubrí como a mis 18 años que lo conocí.
Me encantaba dar noticias, y también escribirlas. Eso me fascinaba. Decidí estudiar Comunicación Social en una universidad publica pero con alto nivel de aprendizaje. Cursé 4 años mi carrera, donde aprendí que un desodorante no se compara con un micrófono sincronizado, ni las voces de los demás se comparan con la tuya, cuando estas frente a las cámaras o a frente a micrófonos. Y ni hablar de escribir sucesos, eso era lo que mas yo anhelaba. Repasar esa pirámide invertida era mi padre nuestro de cada día, el titulo, antetitulo y sumario eran parte de mi, y como olvidar al lead o a las 5wh, definitivamente eran mi pareja, mis amantes, mis esposos.
Hoy digo que mi sueño frustrado es Ser Periodista, porque a mis 23 años con 4 años de carrera tuve que abandonarla en el ultimo semestre, no porque me aburrí, no era mi profesión, o no me gustaba. ¡No! Sino porque tuve que emigrar porque en mi país ser periodista es ser un muerto de hambre. En realidad todos los profesionales en mi país se mueren de hambre si se quedan ejerciendo.
Si, ya saben sin yo decirlo. Soy de ese país que hoy se esta desmoronando y que lo llevo en mi corazón junto a mi sueño de ser periodista, que no podré cumplir ni siquiera soñando.