Relacionaba esta información con la película que el otro día pasaron por televisión, ambientada en la guerra de Troya y cuyo protagonista era Aquiles. Llegué sólo a tiempo de ver el final, pero creo que se trata de la película titulada "Troya" en la que Brad Pitt encarna al furibundo Aquiles (como lo denominó Homero). Vaya por delante que leí de jóven las dos obras de Homero, "La Iliada" y "La Odisea" y siempre preferí el personaje de Ulises, pues Aquiles me parecía más bravucón (aunque también es cierto que la historia de Aquiles termina bastante peor que la de Ulises).
Bien, como decía, relacionaba yo ambas cosas porque al final de la película Aquiles muere cuando su enemigo consigue lanzarle una flecha a su punto débil: el talón. En la Wikipedia lo explican así: "cuando Aquiles nació, Tetis intentó hacerle inmortal sumergiéndolo en el río Estigia. Sin embargo, su madre lo sostuvo por el talón derecho para sumergirlo en la corriente, por lo que ese preciso punto de su cuerpo quedó vulnerable, siendo la única zona en la que Aquiles podía ser herido en batalla. No está claro si esta versión del mito se conocía anteriormente".
Y la reflexión está servida: todos tenemos un punto débil (o varios), todos tenemos nuestro talón de Aquiles (hasta la economía), y cuando el enemigo lo conoce nos puede hacer mucho daño. En mi caso, mi principal talón de Aquiles es, curiosamente, aquello que me permite ganarme la vida honradamente: mi profesión. Y esa misma profesión, que constituye mi principal orgullo, es la vez mi punto débil, porque muchas personas no saben distinguir entre su adversario y el abogado de su adversario. Nos meten a todos en el mismo saco y hay quien no duda en afirmar que el abogado defensor de un ladrón es un ladrón.
No se dan cuenta que con todo ello no hacen sino darme mucha más importancia de la que les conviene. Y repito, Ulises no acabó como Aquiles.
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