Y hoy más que nunca lo vivo, lo celebro, lo pienso…porque estoy embarazada, porque quiero y tengo derecho a un trato justo y humano, porque no soy un trozo de carne al que pueden hacer lo que quieran, porque no soy una enferma, porque no me pueden obligar a nada, porque tengo mis derechos… y porque no quiero repetir la experiencia de la última vez.
Y digo todo esto recordando momentos muy amargos de mi anterior embarazo y parto.Y lo peor de todo es que, cuando termina todo, solo te importa tu hijo, claro, que por fin está bien en tus brazos, pero que no encuentras culpables, cuando sales de allí por primera vez piensas que todo lo que han hecho ha sido por tu bien, que era lo que tenían que hacer, piensas que si existe algún culpable en todo este dolor que sientes sin saber por qué ese eres tú, por no querer hacer las cosas como te decían….
Mi hijo hoy tiene 32 meses y aún lo recuerdo todo como si fuera ayer:Estando de 38 semanas comenzaron a ponerme las correas para el control del embarazo. Esa semana ya me asusté un poco porque mi pequeño apenas se movía a esas horas, ni aunque me tomara el zumo más dulce del mundo que me proporcionaron…Al final, se movió, así que todo normal y para casa.A la semana siguiente, a las 39, me tocaba ir al hospital donde decidí parir a ponerme las correas, pues querían controlarme ellos antes de que entrara de nuevas allí, me pareció bien y allí fuimos.Después de tres larguísimas horas sentada en un sillón con las correas enganchadas y sin poder moverme para nada, con mi marido tremendamente preocupado fuera pensando en qué me podía haber pasado y sin que nadie nos diera un explicación de por qué no me dejaban ya, entre a consulta del obstetra de turno, asustada, pensando en cosas horribles pues allí sólo me decían que apenas se movía y no me explicaban nada más.
El obstetra me hizo una eco y no me explicaba nada, yo preguntaba y él me indicaba que esperara…Cuando terminó solo me dijo: -vamos a tener que dejarte ingresada- Imaginaos mi cara de espanto, ahora si, pensando en lo peor…Cuando ya le preguntamos me dijo que tenía Oligoamnios (ILA de 5,7) y que o bien podíamos esperar a la semana siguiente pero que mi bebé corría mucho riesgo y que para qué. A la mañana siguiente tenía que estar ingresada y comenzarían a provocarme el parto con prostaglandinas, que si me ponía de parto con ellas estupendo y que si no esperarían hasta el lunes con ellas (entré un sábado) y entonces me pondrían oxitocina para provocarlo de nuevo.
Como podréis imaginar, yo estaba aterrorizada con la idea de que a mi hijo le pasara algo malo ahí dentro y accedí sin mediar palabra aunque muerta de miedo y muy triste, pues no era el parto que tenía pensado, en el paritorio de parto vertical y de la manera más natural posible…Al ingresarme casi no me dio tiempo a cambiarme y ya comenzaron los incesantes tactos vaginales, las prostaglandinas y algo que me hizo pasarlo enormemente mal: Me pusieron las correas tumbada en la cama y no me dejaron moverme de la cama ni de postura (si no se perdía la seña, decían..) en todo el tiempo que estuve allí hasta que parí (día y medio).
Fue horrible estar allí, hora tras hora, tumbada sin poder moverme, enchufada a las correas, viendo como mi cuerpo empezada a responder a las prostaglandinas comenzando las contracciones y no poder moverme…y lo peor de todo, viendo como mi hijo sufría con cada contracción, cómo su corazón latía más lento cada vez que se me endurecía el útero…si, sufrí mucho...y ese primer día así lo pasé, hasta la tarde-noche que pasó de nuevo otra obstetra a hacerme otro tacto y según me habían avisado, a ponerme otra tira de prostaglandinas hasta la mañana siguiente. Pero no fue así, este que os paso a relatar, fue el peor momento que he pasado en toda mi vida, pues me sentí violada, vejada, abusada….me sentí tan mal que temblaba como una hoja cuando salieron de la habitación ella y todo el séquito que la seguía tomando notas con atenta mirada:
Pidió a mi marido y mi suegra, que me acompañaban en ese momento, que abandonaran la habitación y los dejara a solas conmigo. Me dijo que me destapara y abriera las piernas, yo lo hice tranquila, pues ya me habían dicho que se pasaría para cambiarme la tira y mirar si había dilatado, así que, confiada aunque sin ningunas ganas, lo hice. Me comenzó a hacer un tacto vaginal bastante brusco y de malas formas, me dolió mucho… me retiró la tira y con mala cara dijo a los demás, nunca a mí, que nada…no había dilatado nada y sin darme mi cuenta comenzó a golpear con saña mi cérvix con sus dedos, de una manera tan brusca que jamás había sentido tanto dolor y que después de parir puedo asegurar que es así. (Maniobra de Hamilton hecha a lo bestia y sin motivos pues aún no había dilatado ni el centímetro que aconsejan) Y todo esto lo hizo bajo la atenta mirada de tres o cuatro estudiantes de obstetricia.Así estuvo durante al menos un minuto mientras yo solo podía gritar de dolor y llorar y pedirle que parara… Cuando retiró sus malditas manos de mi vagina, sin mediar más palabras, sin darme ninguna explicación, sin decirme a qué había venido todo aquello, se dio la media vuelta y se marchó con los demás…
Cuando entraron mi marido y mi suegra me encontraron hecha un ovillo en la cama, temblando, llorando y con cara de espanto. Mi marido vino corriendo hacia mí y solo pudo decirme cuando me vio así: -parece como si te hubieran violado-. Y así fue, así me sentía: violada.
A raíz de todo aquello comencé a sangrar muchísimo y me asuste, se lo dije al personal que iba y venía por allí y me dijeron que por qué tanto susto, que eso era normal…¿normal?, no es normal sangrar cual cerdo mientras dilatas, eso no es normal…así que aún me sentí más asustada por la salud de mi hijo.Por fin llegó la noche y me quitaron las malditas correas que me mantenían atada a una cama de la que no me dejaban moverme, porque “no podía moverme ni levantarme mientras no me dieran permiso”, eso me dijeron… Así que mi marido abrió su cama plegable, yo me dispuse a descansar y pude relajarme un poco. En cuanto mi cuerpo dejó el estado de alerta a un lado y comencé a sentirme un poco más segura sabiendo que al menos durante la noche nadie vendría a molestar, comencé a dilatar yo sola y más rápidamente. Casi agradecí en ese momento esa maniobra que la obstetra me hizo, qué equivocada estaba, me lo había complicado todo, en un momento os lo cuento…
Comenzaron las contracciones, a cada poco tiempo y regulares ya…dejé a mi marido dormir e iba y venía del baño, pues estar sentada en el wc me ayudaba a sobrellevar mucho mejor las contracciones. Me echaba en la cama, con las piernas en el suelo, balanceaba mi pelvis…todos esos maravillosos ejercicios que mi matrona en las clases de preparación, una matrona inglesa y maravillosa, respetuosa con la mujer y que atiende partos en casa, nos había enseñado en las clases. Todo ellos me ayudaban mucho, me sentía feliz pensando en ver a mi bebé.
Llegó la mañana, mi marido se levantó y yo me colgué de su cuello, balanceándome con cada contracción…era tan mágico, aliviaba tanto…el me masajeaba la espalda y el dolor dejaba paso a una inmensa satisfacción y poder, me sentía poderosa como mujer de poder parir y de poder llevar así el dolor. Recordé que Helen nos había dicho que si teníamos oportunidad fuéramos a la ducha durante la dilatación y así lo hice, me fui a la ducha, me alivió aún más y me sentía con muchas fuerzas.
Pero esto pronto terminó. A las once vinieron los obstetras y volvieron a hacerme otro maldito tacto. Me dijeron que había dilatado 3cm y mi cara se iluminó de alegría, me sentía muy feliz y lo primero que les dije fue: -¡qué bien!, ya estoy dilatando, ¡ya no necesitaré la oxitocina!-. A lo querespondieron con una carcajada y diciéndome- ¿quién te ha dicho eso?, la oxitocina te la pondremos ahora, además no estés tan contenta que hasta que des a luz van a pasar muchas horas-.
Me trasladaron a dilatación, primero sola, luego con otra chica que, cada vez que gritaba a mi me dolía el doble y supongo que a ella le pasaría lo mismo conmigo… A cada momento echaban a mi marido de la sala, pues al estar acompañados por otra parturienta no lo dejaban estar allí conmigo todo el tiempo, cada vez que salía yo me sentía muy sola…Me presentaron a mi matrona, parecía simpática, le dije a ella de nuevo que por qué me tenían que poner oxitocina si ya estaba dilatando yo sola y me dijo que era lo que había, que me la tenía que poner si o si. Yo me asusté y me eché a llorar…mi primer parto y lo estaba viviendo de una manera horrible….La matrona salió al pasillo y la escuché hablar de mí con otra matrona: -A esta chica la han traído demasiado pronto, está dilatando sola y en vez de dejarla tranquila en su habitación para que dilate tranquila la traen aquí…¡y tengo que ponerle la oxitocina!, ¡qué quieres!, si no me queda otra, me obligan a hacerlo!, pobre chica…-.
Ahí me dí cuenta de que ella, por desgracia, era una mandada más, que puedes ser una matrona maravillosa pero estás bajo las órdenes de los obstetras, al menos allí, y que no estaba en su mano facilitarme un parto natural…
Me puso la oxitocina y al poco tiempo las contracciones comenzaron a ser insoportables….las mías no dolían nada en comparación con las provocadas, además de que no me dejaban descanso apenas…Por suerte esa matrona quería ser respetuosa y bajo cuerda me desconectaba el gotero y me dejaba ir al baño a sentarme en el wc, sentarme en el sofá….y llevar la dilatación a mi manera, eso mientras pudo, porque pronto le llamaron la atención y tuvo que volver a ponerme el gotero indefinidamente. Llegó la hora del tacto, no recuerdo cuantos, pero al menos 5 o 6 me hicieron durante la dilatación y dolían mucho, mucho... Y descubrió que aunque seguía dilatando, no estaba borrando el cuello del útero, por eso me dolía tanto. Me explicó que seguramente era causado por la maniobra de Hámilton mal hecha y hecha antes de tiempo. Si, eso lo explicaba todo, mis enormes dolores, mis sangrados…todo…
No solo me violo aquella obstetra sino que estropeó y dificultó todo mi proceso de parto.Estaba dilatada de 7cm y seguí sin borrar el cuello, así que la matrona tomó la decisión de romper la bolsa para ver si así comenzaba a borrarlo. Y así fue, al romper la bolsa, en una hora estaba totalmente dilatada y con el cuello totalmente borrado.
Cuando me rompió la bolsa hablé con los anastesistas y le conté mi problema con la espalda y me dijeron que podían ponerme epidural sin problemas. Total…ya no era el parto que quería, estaba sufriendo muchísimo y no estaba dispuesta a pasarlo peor.. por lo que accedí. Me la pusieron mal, la anestesia se iba por otro sitio, sitio que por cierto, hoy en día no deja de molestarle con una enorme ciática que me duele muchísimo. Así que tampoco me sirvió de nada…
Pronto comencé a sentir muchas ganas de empujar y así lo hacía, haciendo caso a mi cuerpo, pero llegó una enfermera y me vio, y le dijo a la matrona: -esa está empujando eh?- así que vino otra matrona y me dijo que no empujara porque no me podían atender, que mi matrona estaba en paritorio y que a espirar hasta que llegara la matrona. Así tuve que hacerlo…no sé cómo lo aguanté pero aguante mis pujos durante algo más de una hora… Por fin llegó mi matrona y me dijo que empujara todo lo que necesitara y así lo hice, con cada pujo el dolor desaparecía, era un alivio saber que mi hijo pronto estaría en mis brazos.Cuando ya me llevaban para el paritorio pedí que me pusieran bien la epidural y no querían…pero me debieron de ver cara de asesina o algo cuando les dije que la quería, porque me la pusieron en seguida después de decirme que no, que ya no… Pero esta vez se pasaron y me quedé con medio cuerpo dormido por completo, de caderas para abajo, no podía mover ni las piernas ni los pies ni nada por mi misma… así que eliminaron también mis propios pujos, reflejos y maravillosos…apenas los sentía ya… Y pasaron más cosas que no cuento para que no se haga más largo.Y el final…siempre es maravilloso, porque termina con tu hijo en brazos y todo lo demás se olvida de momento. Además la matrona fue respetuosa durante el expulsivo todo lo que pudo, nada de episiotomía, a pesar de tener un bebé con una CC de 37cm.Os dejo el video de ese momento… no fué para nada el parto ideal ni mi parto planeado pero al menos ya estábamos con nuestro bebé.
Pero después de todo esto…cuando fueron pasando los meses….los años…me he sentido cada vez más triste de haber vivido este parto y dilatación, de haber experimentado cosas tan horribles como la violación en toda regla de aquella obstetra…
Y hoy estoy embarazada de 4 meses y me duele, me duele mucho ese recuerdo y sobre todo me aterroriza…pensando en que se pueda repetir.
Desde entonces he aprendido muchísimo, he buscado mucha información y he conocido personas y asociaciones como “El parto es Nuestro” que defienden nuestros derechos y sé que puedo decidir…Este parto quiero que sea distinto, redactaré un plan de parto detallado e intentaré que se respete todo lo posible. Quiero que mi bebé venga al mundo como se merece, quiero tener el parto que me merezco, un parto natural, libre, mamífero…lo quiero y es mio, por lo que pienso luchar por él con uñas y dientes, aunque ello conlleve que me convierta en la borde y la rebelde del hospital ese día…
Y vosotas, futuras madres, informaos bien, no os dejeis coaccionar como hice yo bajo el temor a que le pasara algo malo a mi bebé causado por tantas amenazas, luchad por vuestros derechos y por los derechos de vuestros bebés a vivir el mejor parto posible dándoles la bienvenida al mundo que realmente se merecen.