Hace años, muchos, tuve una compañera de trabajo de esas que te dejan huella. Competente, inteligente, metódica y organizada, con idiomas... además era simpática y vasca, ¡qué más se puede pedir!. Ella dejó la empresa en la que ambas trabajábamos y poco después lo hice yo. Una de las razones por las que yo me fui fue porque no me sentía bien con los motivos de su marcha; he aprendido mucho desde entonces pero nunca me he quitado la espinita de pensar que podría haber luchado más por conservarla en el equipo.
Después de eso, en mi siguiente empresa también he coincidido con gente con todas esas características que mencionaba arriba. Es un gusto poder decir eso, me siento muy orgullosa de los equipos de trabajo que he tenido, de todos ellos he aprendido muchísimo; y más importante, nos hemos reído una barbaridad.
En la empresa que ahora dejo, después de casi 15 años, no puedo pasar por alto a mi querida W, creo que no me he reído con nadie en el trabajo tanto con con ella. Gracias por darme la oportunidad de iniciar la aventura que ahora concluyo. A mi compañera colombiana, AI, que crack, que capacidad de currar y lidiar con las situaciones más variopintas que os podáis imaginar, llegará muy muy lejos, estoy segura. No puedo dejar de incluir en esta lista a G y lo injusta que fui cuando me dijo que se marchaba hace poco menos de una año, no lo encajé nada bien, sentí que me dejaba tirada cuando tendría que haberla apoyado y haberle hecho más fácil el tránsito. He aprendido tanto de ella que nunca se lo podré agradecer suficiente. Y su generosidad estos últimos meses han terminado de confirmarme que es de esas personas que no debo perder.
Dejo para el final a la persona que más oportunidades en el trabajo me ha dado, la im-perfecta number one en mi top five, con la que más lecciones de vida he compartido, porque el trabajo no es solo trabajo, también es el día a día, con sus problemas, sus alegrías y sus todos. Exigente como ella sola me ha hecho crecer como profesional como creo que nadie hubiera sido capaz de hacerlo. Decimos gracias muchas veces a lo largo del día, casi como un resorte que nos han inculcado desde pequeños, pero este gracias va cargado de sentimientos y agradecimiento como pocas veces hasta ahora en mi vida he dicho: Gracias AA.
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La primera de las im-perfectas de este texto, me regaló la vela de la foto. La he guardado hasta que ha llegado el momento de encenderla, hace solo unos meses... 16 años más o menos ha estado guardada en una caja, I gracias. Te confirmo que ha sido efectiva y en breve comienzo una nueva aventura profesional. No soy de creer en estas cosas, pero con esta vela tenía un no sé qué, algo me decía que si la guardaba para el momento adecuado me daría fuerza, esperanza y tranquilidad. Así ha sido.