Mi último pitillo

Por Internautabipolar
He sido adicto al tabaco desde los 14 años, en que me “fumé” mi primer cigarrillo con los amigos. Nos compramos una cajetilla de “Bisonte” por Pascua y nos encendimos los cigarrillos mientras íbamos de excursión. Éramos adolescentes y era una forma de sentirnos adultos; aunque no nos tragábamos el humo, quien lo hacía no paraba de toser y provocaba las risas del resto. Aunque cuando realmente “me enganché” al tabaco fue una noche que mis padres se acostaron y yo me levanté, me puse la televisión a la medianoche y recuerdo que ponían una película de terror, en concreto (Historias para no dormir) de Narciso Ibáñez Serrador. Me encendí un cigarrillo y probé a exhalar el humo. Al principio me provocó tos pero poco a poco le fui cogiendo el gusto o más bien el mal gusto porque al final del cigarrillo me produjo un mareo que me hizo vomitar la cena. Escondí la cajetilla de cigarrillos de“Sombra” y me acosté a dormir arrepintiéndome de lo que había hecho. Dejar de fumar Lamentablemente el suceso se iba a volver a repetir, pues después de haber probado el primer cigarrillo y con la cajetilla en mi poder no pude resistirme a la tentación de llevarme otro a la boca. Esta vez fue de nuevo con los amigos y encima alardeaba de tragarme el humo y no toser. Además ya no me producía vómitos como al principio sino más bien una sensación de flotar en una nube y de bienestar con un cierto mareo controlado. Definitivamente desde entonces la nicotina me había enganchado.   Al principio fumaba dos o tres cigarrillos al día y siempre fuera de casa; pero conforme iban pasando los días llegaba a fumar hasta el doble e incluso en casa, siempre que mis padres no lo presenciaran. Mi padre desde siempre ha fumado, no así mi madre, que ha sido desde su matrimonio una fumadora pasiva. Lo cierto es que tarde o temprano mi madre me descubrió los cigarrillos en mi habitación y tuve que reconocer la evidencia. Ella puso el grito en el cielo y pensaba que todavía era muy joven para fumar pues solo era un adolescente, aunque mi padre se lo tomó de diferente manera y dijo que –para que fumara a escondidas, prefería que lo hiciera con su permiso.Así fue como empecé a fumar en casa permisivamente, mi hermano pequeño Héctor tenía 12 años; pero a mi edad también sucumbió a esta maldita droga y aún hoy con 41 años sigue fumando.   Al principio fumaba cigarrillos rubios tipo “Fortuna” pero con la crisis de los 80 me pasé al “Ducados” que era negro y aunque no era partidario del mismo al ser más económico pronto me acostumbré y lo prefería al rubio, aunque a la larga también me hacía fumar más. Estuve enganchado al tabaco durante quince años, hasta que llegó un momento que mi cuerpo no lo soportaba más, tosía demasiado, una tos muy grave, aparte de que me agitaba cuando hacía algún esfuerzo o ejercicio físico por pequeño que fuera (como subir escaleras). Fumador Empedernido Hacía tiempo que no iba al médico pero entonces hasta los médicos fumaban en las consultas.Lo cierto fue que una buena mañana me levanté tan asqueado y con tan mal sabor de boca que decidí dejar definitivamente el tabaco. Cogí la cajetilla de Ducados y la escondí en lo más profundo del cajón de la mesilla de noche. (No sé porqué no la tiré directamente a la basura, supongo que era una manera de auto-estimularme, sabiendo que el tabaco no podría conmigo).   No le dije a nadie que había dejado de fumar definitivamente; pero los que me conocían pronto se dieron cuenta y me preguntaban a lo que les daba las oportunas explicaciones. Mi familia se alegró mucho por mí aunque no estaban seguros de que lo había dejado definitivamente. Pero los más sorprendidos fueron mis amigos que se lo tomaron a cachondeo; pues me conocían desde la niñez y siempre fumando. Colillas de cigarrillos Hice una apuesta con ellos:     Si dejaba de fumar durante un año entero, me pagaban una comida de paella. En cambio si recaía y volvía a fumar, aunque solo fuera un solo cigarrillo, la paella se la tenía que pagar yo a cada uno de ellos. (Éramos más de 30 amigos contando las esposas o novias).   Acepté la apuesta pues a pesar de mi desventaja estaba convencido de mi fuerza de voluntad. ¡Y LES GANE! Celebramos la comida todos los amigos juntos y me dieron la enhorabuena. Tengo que decir que de mis amigos tan solo fumábamos cuatro y actualmente solo fuma uno y esporádicamente. Pero “todo lo que reluce no es oro” y al año y medio de dejar de fumar, entré en un estado de depresión y cuando iba a cenar los sábados con los amigos, al final de la cena me pedía mi carajillo, copa de whisky y cigarrillo. Tengo que decir que aunque la mayoría no fumaban, los fines de semana hacían una excepción. Lo malo es que ellos podían controlar el tabaco; en cambio el tabaco me controla a mí por completo. Y así fue como volví a fumar hasta 30 cigarrillos al día en estado de ansiedad. Pasaron 8 meses más fumando, hasta que me recuperé de la depresión y la ansiedad y volví a plantearme dejar de fumar. Y lo conseguí, estuve hasta dos años sin fumar…. Por aquel entonces estaba trabajando de vigilante de seguridad en pequeños centros comerciales y a la hora de la cena había poco público y aprovechaba para cenar con las cajeras. Terminada la cena tomábamos café y se encendían un cigarrillo, siempre por cortesía me ofrecían y yo renunciaba. Hasta que un día, idiota de mí, acepté uno, pensando que no me haría daño (pues lo tenía superado). Aquello fue la recaída de nuevo en el vicio, pues el que ha fumado una vez y ha sido ex fumador, lo es para toda la vida y no puede permitirse el lujo de fumarse ni un solo pitillo, pues de nada sirve todo el esfuerzo para dejar de fumar, ya que un solo cigarrillo te altera todo el organismo y te hace recaer de nuevo.Volví a comprar tabaco y a salir de mi puesto de servicio a la calle para fumar, por lo que tuve más de un problema. El tabaco me controlaba, tenía la mesa del despacho con el cenicero lleno de colillas y otra vez de nuevo la maldita depresión y la ansiedad, lo que me hacía fumar todavía más. Entonces vivíamos juntos mi padre y yo, el ha fumado toda la vida y el tabaco le ha llevado a la tumba recientemente. Por más que yo se lo advertía, El me daba la razón pero nunca me hacía caso. Fumar Mata Estando desempleado le propuse hacer un crucero por el Mediterráneo, ya que él nunca había salido de España y quería pasar con mi padre, el mayor tiempo posible y que disfrutara pues me temía que no le quedaba mucho tiempo, dada su enfermedad que padecía del corazón.   Reservamos los pasajes y recorrimos Mónaco, Italia y Túnez. En el barco solicitamos camarote de fumador y le propuse a mi padre que cuando pisáramos tierra al final del trayecto dejar el tabaco definitivamente los dos. El accedió encantado, aunque yo no estaba muy convencido de su fuerza de voluntad.Regresamos a puerto y le recordé la promesa, no fumó en todo el día, al siguiente tampoco,hasta que lo sorprendí al tercer día fumando en el balcón de casa….Nunca pude convencerle para que recapacitara y dejara el tabaco. Por mi parte lo dejé definitivamente el 16 de Octubre del 2005 y actualmente después de dos recaídas llevo 6 años sin fumar un solo cigarrillo. Aunque lo mejor de todo es que soy consciente de los efectos que me produciría uno solo de ellos y afortunadamente estoy casado con una mujer que no soporta el tabaco y me ha advertido que no se me ocurra besarla si vuelvo a fumar.