Mi vecino Al Capone

Por Mamacurra @MamaCurra
La mansión de Al Capone, donde murió a los 48 años, está justo enfrente de mi casa. Sólo nos separa el mar. 
Piden casi 9 millones de dólares por ella, por si a alguien le interesa. Es una ganga. Dicen que murió de un derrame cerebral en la bañera. Que pasó los últimos años de su vida muy enfermo a causa de una sífilis que contrajo de una prostituta.Pegada a esta casa hay una parcela en la que han empezado a construir hace un par de meses.
Resulta, que están arreglando no se qué en la piscina de mi casa y una de las personas que está trabajando en el nosequé, también trabaja por las mañanas en la parcela de al lado de la casa de nuestro amigo Al. Justo en este punto empieza mi historia:Marcelo se las ha ingeniado para trabajar allí, porque según le han contado, la casa de Cara Cortada esconde un tesoro. El gánster siempre utilizó las antigüedades como tapadera de sus sucios negocios y cuentan que su asistente fue capaz de robarle una pieza valiosísima, y dejarla enterrada en el jardín, justo al lado del embarcadero. El chorizo en cuestión nunca pudo terminar la faena porque su jefe era muy astuto, y aunque se quedó con las ganas de saber que había hecho su empleado con el tesoro, las alivio pegándole un tiro en la nuca. Es lo que tienen los mafiosos cuando se enfadan. Lo increíble es que nadie lo haya encontrado aún, según Marcelo. Su plan es controlar el movimiento de la casa, dejar escondidas una pala y alguna herramienta, para por las noches, acercarse con el barco de su amigo Tomás el pescador, y empezar a excavar. No pude evitar advertirle de la seguridad que tiene la isla: 24 horas, por cielo, mar y tierra. Pero no le importa. Cree, que como la casa está deshabitada y no está iluminada, nadie podrá verle. De noche todos los gatos son pardos.- Ojalá venga a verme el espíritu de Capone y me ayude, decía riendo Marcelo.- Ojalá tengas suerte, lo encuentres rápido y te largues de ahí cuanto antes, le contesté.
Marcelo lleva una semana sin aparecer por casa. Sus compañeros tampoco saben nada de él. Por las noches, desde la terraza y con prismáticos, miro por si viese algún barquito en el embarcadero de Capone o algún movimiento en el jardín. 
Aunque con tanta oscuridad es difícil, (Marcelo tenía razón), ayer mepareció ver una silueta moverse por el embarcadero. Por un momento imaginé que era Marcelo.

Continuará...