Hoy me voy a otro tema, el desánimo frente a la caterva de mentes preclaras que están llevando, y lo conseguirán, al desastre al estado español y a Catalunya. Cuando veo los eslogans del PP en los autobuses de Barcelona, en vez de los de la ropa interior comentado hace poco en otro post, diciendo que bajarán los impuestos, disminuirán el despilfarro y que aumentarán en 350000 el número de empleos sonrío comprensivamente pensando: "¿hay algo que se pueda creer eso?". Tampoco son de recibo las veleidades de José Luis Vélez Díez o las sentencias de nuestro Presidente Rodríguez.
No soy de ningún partido político; hasta ahora he votado al que me parecía más coherente y el que más se acercaba a mis ideas que, como en la mayoría de los mortales, son cambiantes. Es un hecho que el Sr. Rodríguez es un bolero en su segunda acepción de la RAE. Estoy cansado de que sólo tengamos políticos y no estadistas. "El político piensa en las próximas elecciones pero el estadista piensa en las próximas generaciones". (James Freeman Clarke (1810/1890).
Por eso estoy pensando en formar parte de un partido, todavía no constituido, llamado Voto en Blanco en el que según el número de escaños alcanzados éstos quedarían vacíos; sin sueldos, sin dietas, sin prebendas, sin secretarias, sin chupópteros, sin correveidiles, etc.
El voto en blanco expresa la protesta ciudadana en las urnas. Es un gesto democrático de rechazo a los políticos, partidos y programas, no al sistema. Es una censura que sólo podemos realizar en las escasas ocasiones que se abren las urnas. De momento, el voto en blanco sólo tiene efectos contables pero no se traducen en cambios políticos tal como pretende un nuevo grupo; todo se andará. Y el día que podamos votar a las personas individualmente y no a un grupo político será la reoca.