Miami en calzones

Publicado el 16 mayo 2016 por Norelys @norelysmorales

Velas en honor del niño negro King Carter, de 6 años 

Nicanor León Cotayo.─ Este sábado el Nuevo Herald publicó un artículo que borra su maquillaje y lo exhibe crudamente. Titulo: “Lo que no dicen las encuestas”, bajo la firma de su notable columnista Daniel Shoer Roth.
Este comienza escribiendo que Miami es una ciudad fragmentada “por hirientes contrastes “.
Agrega, enclaves ricos y barrios depauperados, lujos exorbitantes ostentados por unos y míseras penurias padecidas por otros.
Refinada cultura global y alto índice de deserción escolar, ambiente cosmopolita y violencia callejera, centros comerciales ultramodernos y deficiente infraestructura pública.
Shoer Roth subraya que en Estados Unidos los prejuicios hacia el hombre de raza negra provienen de “siglos atrás”.
Todo ello se corrobora, dice, en  una nueva  encuesta sobre los problemas que golpean a muchos los habitantes de Miami.
Esta vez, las discordancias son raciales, expresión de un agudo suceder, pues en tanto para los negros estadounidenses  la violencia armada es su primer desafío, a los blancos no hispanos les resulta casi indiferente.
Tanto, que identifican como su principal desafío las congestiones del tránsito.
El periodista se hace eco de uno de los comisionados (afroamericano) de Miami-Dade,  Dennis Moss, cuando brinda su versión al respecto.
“Las personas que suben a las autopistas y se trasladan fuera de las comunidades problemáticas,  no entienden lo que está pasando en esos barrios.
“No tienen que lidiar con tiroteos desde automóviles, ni lidiar con gente asesinada cada dos o tres días, eso es algo que pasa a otros”.
Estadísticas oficiales consignadas en el artículo indican que, aún cuando la minoría negra representa el 17 por ciento de la población del municipio, un 70 por ciento de sus menores fallecidos por armas de fuego pertenecían a dicho colectivo.
A renglón seguido, Daniel Shoer Roth concluye, “la exclusión social, el desempleo, la pobreza y la distribución desigual de recursos para salud y saneamiento dificultan el camino hacia la seguridad ciudadana.
Porque los prejuicios hacia el hombre negro, acentuados en los noticieros y la industria del cine, como un peligro para la sociedad, civil se remontan a siglos atrás, y dejaron hondas heridas “aún sin sanar”.
Y finalmente el cronista escribe: Miami no solo voltea la mirada ante la violencia armada cotidiana, también la esconde al tratarse de personas carentes de techo.
No comprendemos que los sin hogar sufren enfermedades mentales u otras como la drogadicción, flagelo a recrudecerse pronto cuando una multitud de indigentes pierdan sus camas en refugios transitorios por la eliminación de fondos federales.
Finaliza así el comentarista del Herald, residente en Miami, ciudad que, a ojos vistas quedó, una vez más, en calzones.
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