En su texto los legisladores manifiestan la preocupación por el estado de los derechos humanos en el país caribeño.
Además instan al parlamento de Lituania a rechazar el citado acuerdo y solidarizarse con el pueblo cubano.
¿Motivo de tanta indignación?
Debido a que, no obstante las reiteradas campañas de Washington contra La Habana, a finales de 2016, la Unión Europea firmó un importante compromiso con Cuba. Que proclamó diálogo político y cooperación entre las dos partes.
La generalidad de los expertos coincidieron entonces al opinar que se trató de un sensible golpe a los enemigos de Cuba.
Seguido más tarde por otros fracasos que incluyen el abierto desacuerdo de empresarios a cumplir ordenanzas de la impopular ley Helms-Burton.
De ahí que, aturdidos, los Marco Rubio, Díaz Balart y otras yerbas venenosas, se alivien escribiendo cartas a embajadores que, ni siquiera, las leen.
Otra triste variante de una decadencia sin futuro promisorio.