Sin duda Guisantito y yo coincidimos en afirmar que este libro gana cuando el lector no tiene vergüenza alguna (como es mi caso). Ya no sólo pongo voces; también hago gestos. ¿Que no sabéis poner cara de gatito bebiendo leche? Bueno, admito que lleva entrenamiento, pero, ¿quién no sabe fingir que es un minino con sueño? Ja, ja, ja.
Las caritas de los gatos, con esos ojos enormes y expectantes, las rimas sonoras pero melodiosas del texto y el juego incorporado de las pequeñas marionetas de dedo hacen de este librito todo un hallazgo. No apto para vergonzosos.
Aquí va la famosa escena (lástima del doblaje).
Música de Lou Barlow (Legendary)