Para comenzar, es importante destacar que, además de ser una región del Peloponeso, Micenas da el nombre a un período de la historia griega, comprendido entre el 1600 y el 1100 antes de nuestra Era. Durante esos años, se supone, Micenas fue el centro del mundo. Y a juzgar por las apariencias, tenía con qué.
Las construcciones, realizadas con enormes bloques de piedra, verdaderamente desafían los sentidos. Nadie puede terminar de entender cómo es que los griegos de hace 3000 años pudieron haber levantado fortificaciones, templos, y toda una ciudad cargando ese peso (ver foto).
Se supone que hace 3000 años era imposible llevar adelante semejantes edificaciones. Así que, en la literatura, se encuentran explicaciones que apuntan a la existencia, en ese entonces, de hombres gigantes. Según esta hipótesis, ellos habrían sido los encargados de llevar los bloques de piedra de un lado al otro.
Durante la Guerra de Troya, relatada con maestría por Homero en la Ilíada, Micenas era el reino de Agamenón, un personaje heroico y, cuya naturaleza, no está clara: puede haber sido simplemente un personaje de ficción, o puede que haya existido en la vida real.
¿Habrán sido hombres gigantes, los que construyeron Micenas? ¿Fueron, acaso, dioses del Olimpo? ¿O, simplemente, la levantaron hombres comunes con una inteligencia que aún desconocemos?
Estas dudas acrecientan las sospechas de todo aquél que se zambulla en la historia griega, y de Micenas. Todo el lugar, magnífico, guarda, sin dudas, una energía especial. En definitiva, recorrer Micenas, es sentirse cerca de lo que está más allá de nuestros sentidos.
El Peloponeso es imponente. Sin embargo, Micenas ocupa un lugar especial en el derrotero griego, por los mitos que circulan de ella. En el siguiente vídeo, una recorrida por esta parte de Grecia, apasionante.