Michael Grant, autor de Olvidados, ¿un nuevo nostradamus?

Publicado el 10 abril 2012 por Mientraslees
¡Sam existe de verdad! Todo empieza con Jeremy Wuitschick, un niño de 13 años que, recientemente, en Milton, Washington, ha salvado la vida de sus compañeros de colegio cuando el conductor del autobús escolar sufría un ataque cardíaco en plena carretera. Este joven héroe no dudó ni un segundo y se puso manos al volante para detenerlo en la acera más cercana y proceder a realizar un masaje cardiomuscular al conductor. Vosotros diréis... ¿y qué tiene que ver esto con Michael Grant?
Recientemente, la editorial Molino publicaba el inicio de una saga juvenil muy prometedora, Olvidados, que hasta ahora cuenta con cinco tomos publicados de una serie de seis. En el inicio de esta trama de fantasía donde los adultos han desaparecido de pronto y donde los niños menores de 13 años se han visto abandonados y desolados en Perdido Beach, asistimos a una revelación muy importante de nuestro protagonista, Sam:
-Yo estaba en el bus escolar aquel día. ¿Te acuerdas?
-Vagamente -respondió Sam, y se rio -. Mis quince minutos de fama.
-Fuiste la persona más valiente y tranquila que he visto en la vida. Todo el mundo pensó lo mismo. Fuiste el héroe de la escuela entera. Y luego, no sé... fue como si, como si te hubieras... desvanecido.
El último comentario molestó un poco a Sam. No se había desvanecido. ¿Verdad?
-Bueno, la mayoría de los días no le da un ataque al corazón al conductor del bus -añadió el chico.

Sam, el protagonista de Olvidados, salvó la vida de todos sus compañeros hace unos años al coger las riendas del bus en el que iba, después de que al conductor le diera un ataque al corazón. En el transcurso de la historia, Sam tiene 14 años, pero bien podría haber tenido 13 cuando ocurrió lo del autobús. ¿Qué os parece? Da miedo, ¿eh?
¿Se trata de una casualidad o una profetización? ¿Estaremos ante un autor que escribe cosas que ocurrirán tarde o temprano? Es entonces posible que, pronto, todos los mayores de 15 años hagan PUF y desaparezcamos. ¡Espero que Michael Grant no escriba demasiadas tragedias, porque ya hemos visto de lo que es capaz de hacer!