"Y ese era, de hecho, el lema del crucero: 12.000 años de historia en un solo lugar. Gran Crucero de Invierno, puesto que la compañía prometía la recreación exacta de esa perdida era planetaria, el Holoceno, en la que el invierno tal como la humanidad lo había conocido nació y murió. Así, la 'hibernación' (como la empresa llamaba en sus publicidades a la experiencia del crucero) se desarrollaba desde los pisos de abajo hacia arriba, que narraban de manera ascendente los doce mil años de historia del invierno."El argumento es bastante sencillo, con lógica de dibujos animados, donde todos se pelean todo el tiempo, o tienen sexo con muñecos, o descubren la maldad del mundo capitalista, o tienen ciertas epifanías relacionadas con sus padres, con su origen. La prosa es sencilla, algo demasiado sencilla por momentos. El gran acierto es que la novela transcurre tanto en la caliente realidad real como en la lejana realidad virtual. Realidad real y realidad virtual se mezclan y cruzan sus narrativas. La infancia del mundo viene a decirnos que pareciera que la lógica infantil ha invadido el aire de los tiempos, que seguimos comportándonos como si no hubiera futuro, destruyendo todo y luego pensando en arreglarlo de la misma forma, con geoingeniería, con paraísos artificiales a los que solo pueden acceder los ricos.