Microrrelato finalista (6): Remembranza

Por Gaysenace

Esta foto de Parque Natural de Corralejo es cortesía de TripAdvisor

Hace unos años, las Moiras tejedoras de destinos quisieron que fuera a Corralejo, con mis amigos. La primera noche, en la playa, lo vi. Era un escultural y divino Apolo. Como si Cupido nos hubiera lanzado dos flechas, recuerdo que no me quitaba ojo de encima, ni yo a él tampoco. Esa noche conocí su nombre y sus besos.¡Cruel es Cronos! Pues con el andar del tiempo olvidé lo primero, aunque conservé el grato recuerdo de lo segundo.Ayer, tras varios años, como si los Dioses jugaran con mis emociones, lo volví a ver. No me costó reconocerlo, pese a que iba sin afeitar y con otro chico agarrando su fuerte mano.Por unos segundos, tan cortos como los que Orfeo contempló a Eurídice en su vuelta de los infiernos, nos miramos. Sin embargo, agaché la cabeza contemplando la arena y escuché sus pasos y sus risas alejarse.Creo que prefiero guardar el sabor de los besos maravillosos de un desconocido que, cual Teseo, adentrarme en los laberínticos confines del desamor y el rechazo.