Saludos
Una ciudad tan normal e insulsa como cualquier otra; incluso más. Un día empiezan a aparecer ratas muertas, y al poco es la gente la que muere. Toda una urbe en cuarentena, familias separadas, sueños y proyectos deshechos, el azar no tiene miramientos con nadie. La peste no respeta la bondad, no respeta la maldad: no respeta nada que venga del hombre. La peste actúa con fría e insondable lógica, sin razón, pues no la necesita, pues no entiende de dolor. La peste es, efectivamente, algo absurdo. ¿O lo absurdo es la esperanza humana?Camus da su personal respuesta a esta cuestión al final de su magnífica novela.
Saludos
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