Este verano mi queridísima Lou decidió prepararme un paquete de películas de buen rollo por mi cumpleaños. Directores, Wes Anderson, Billy Wilder y Woody Allen. De este último, la elegida fue "Midnight in Paris", una película que para mí, no sé por qué razón, pasó totalmente desapercibida y que, es cierto, debería haber visto antes. Sólo hizo falta ver a Scott Fitzerald para confirmar este hecho.
Así que le tengo que dar la razón, admitir que me alegró la noche, después de todas las sonrisas que sumé durante toda la película, y que llegaron a su momento cumbre cuando Adrien Brody aparece metido en la piel de Dalí.
Hago la recomendación completamente extensible. Si os apetece ver una peli amable y pasar un rato bien a gustito, sin duda se trata de una excelente elección. Tiene encanto y muchos guiños para los amantes de París y de los artistas que la visitaron.