Miedismo, o religión del miedo. Todos, especialmente los más jóvenes, hemos escuchado últimamente eso de “viviréis peor que vuestros padres”, “tenéis un futuro muy incierto”... fruto de la llamada “doctrina del miedo”.
La doctrina del miedo o doctrina del shock es aquella que se basa en el principio de indefensa. Es decir, cuando tenemos al miedo como estado natural, somos más indefensos y por tanto más susceptibles a ser explotados. Esta doctrina es la que se está llevando a cabo desde hace tiempo en los medios de comunicación.
Cada día, nos bombardean con noticias negativas que quitan el ánimo a cualquiera. Cada dos por tres, nos recuerdan que estaremos peor que nuestros padres o incluso que nuestros abuelos y eso hace que nos desanimemos. Continuamente hablan de la inviabilidad del sistema de pensiones y de la Seguridad Social, las noticias sobre el déficit y la deuda y lo maravillosos que son los alemanes. La doctrina del miedo o del shock ataca a los hogares españoles tres veces al día: en el telediario de por la mañana, el de por la tarde y el de por la noche.
Pero, ¿qué ganan con tenernos a todos asustados?. Ganan que estemos sumisos. El 50% del telediario está dedicado a casos de corrupción política y medidas ineficaces. Con esto consiguen que el españolito de a pie esté harto de escuchar dichas noticias y decida apagar la televisión y alejarse de la vida política, dejando un suculento espacio de actuación que susodichos cabro.... ay, políticos, usan para llevar a cabo lo que les venga en gana (total, mientras tengamos un Madrid-Barcelona o un Sevilla-Betis una vez al mes, aquí nadie dice ná’).
Pero no nos engañemos. No tenemos ese futuro o al menos ese presente. Nuestros abuelos nacieron en una Guerra Civil y una Posguerra que trajo consigo una miseria que nuestras barrigas llenas de pizza y hamburguesas del McDonal’s no pueden imaginar. Mi abuelo, por no llega más lejos, tuvo que comer el cuero de los cinturones para no morir de hambre e iba sin zapatos porque su padre perdió el dinero por ludópata, e historias así a millones. Puede que la situación esté muy mal, que haya 6 millones de parados y que tenemos un futuro más oscuro que el parque de María Luísa de noche. Pero no podemos quedarnos sentados. No podemos estar en el sofá quejándonos de qué mala está la vida. No podemos gritar al televisor “hijos de puta” al ver a algún ministro y luego no querer ir a votar “porque eso de la política no va conmigo”.
Tenemos que mantenernos y ser fuertes, pero ante todo sobrevivir. Que la doctrina del miedo sea respondida con la doctrina de la supervivencia, con la doctrina de buscar una escapatoria. Si supieron nuestros padres, abuelos y bisabuelos salir de momentos peores, nosotros podremos. Que la crisis del capitalismo no sea la crisis de identidad del ser humano.