Miedo a la conversación

Por Eandres
(Esta es una reflexión para debatir con vosotros, previa a la tribuna mensual que escribo para la Revista Capital Humano y que se publicará el mes que viene. En ellal citaré los comentarios más interesantes, así como los blogs o las cuentas de twitter de sus autores.)Hace unos días mantenían una conversación con un responsable de formación de una gran compañía acerca de la integración de la web 2.0 en las organizaciones, y le pregunté sobre cómo lo estaban abordando. Con una gran sinceridad me dijo que si quería llevarle a exponer su caso a alguno de los congresos que organizo que contara con él porque tenían una de las experiencias más potentes en este ámbito: “Hemos desarrollado redes sociales privadas para los colectivos más importantes, tenemos entornos wiki para recoger las mejores prácticas, los empleados pueden crear sus propios blogs…”. Un despliegue propio de una gran multinacional, pero una gran y grata sorpresa por mi parte al oírlo de una gran compañía española. Pero la conversación no acabó ahí, y poniendo la mano sobre mi hombre y realizando un aparte a modo teatral, continuó “Pero entre tú y yo, está siendo un gran fracaso porque no lo utiliza nadie”. Sus palabras, como un jarro de agua fría, me hicieron bajar de la nube y le pregunté con cierta decepción por el motivo. Él, con el mismo tono de sinceridad, me dijo como sin darle mucha importancia “Es que en esta empresa uno no puede decir lo que piensa, si se quiere progresar no se puede hablar con libertad”. Sin duda este botón es una buena muestra de que los proyectos 2.0 son claramente culturales y no tecnológicos, y desgraciadamente este no es un caso aislado. Reconocida o no, esta es la situación que se vive en muchas empresas de nuestro país. Organizaciones donde el pensamiento monolítico es una de las máximas del éxito, y cualquiera que ose cuestionarlo tendrá problemas. ¿Por qué las organizaciones tienen tanto miedo a escuchar las opiniones de sus personas? ¿Tanto mina el liderazgo de un proyecto que la gente pueda tener opiniones diferentes? ¿Es ciencia ficción esperar que haya verdaderas conversaciones entre los profesionales de las organizaciones como apuntaban en el Manifiesto Cluetrain? ¿Es quizás un tópico, más que una realidad, que no pueden sacudirse las empresas?¿Cómo lo veis?