Después de las vergonzosas decisiones judiciales en el caso Noos, que han demostrado el desconsolador nivel de la Justicia y la democracia en España, de la negativa del PP a cumplir el pacto contra la corrupción que firmó con Ciudadanos, gracias al cual Rajoy fue investido y de los cambios en el cuarpo de fiscales, donde, sospechosamente, han sido destituidos o cambiados los fiscales más decididos a luchar contra la corrupción, ¿Os imagináis que se rompa la Unión Europea y nuestros políticos recuperen el control de la máquina de imprimir billetes?
Mientras España permanezca en la Unión, el control de los billetes está exclusivamente en manos del Banco Central Europeo, pero si la Unión desaparece, la maquina de imprimir dinero volverá a estar en manos de nuestra peligrosa y poco fiable clase política.
La imagen de los políticos españoles fabricando billetes es tan sobrecogedora como espeluznante. Nuestros políticos, tanto los de izquierda como los de derecha, sin olvidar a ese populismo de izquierdas que sueña con disparar el gasto público y al nacionalismo que retoza en el odio a España, han demostrado ser tan corruptos e ineptos que la máquina de hacer billetes en sus manos sería un peligro extremo, como entregarle una granada de mano a un mono loco. Las consecuencias podrían ser dramáticas si, como han hecho tantas veces, se dejan llevar por la codicia y el abuso: la máquina de imprimir billetes no pararía hasta que los bolsillos de los políticos y de sus familiares y amigos estuvieran repletos, la inflación se dispararía y el hundimiento de la economía y la ruina física y moral de la nación irían tan a velocidad de vértigo que creo que todo estallaría en menos de un año.
Los españoles, incapaces de detener el drama de su clase política, deberían dedicarse con ahínco a las plegarias para que la Unión Europea siga en pie y estos irresponsables no recuperen más poder y soberanía para hundir todavía más al país y a sus ciudadanos.
Francisco Rubiales