Al hilo de mi entrada anterior, acerca de mis inseguridades (o alguna de ellas) como madre, quiero hablar otro tema muy relacionado.
Cuando de muy chiquitín, decidí (decidimos) meter a David en la cama, casi todo mi entorno pensó que lo decidía por miedo a su reacción, por no saber imponerme.
Cuando decidí cogerlo en brazos cada vez que me lo pidiera o cada vez que me viniera en gana, también se dedujo que era una decisión tomada por miedo al llanto de mi hijo.
Cuando tomamos la decisión de no llevarlo a la guardería, también se dió por hecho que lo hago por miedo a pasar por el mal trago.
Pues, al contrario de lo que pueda parecer y de lo que muchos puedan pensar, no he tomado ninguna de estas decisiones guiada por el miedo.
En cambio, si que he sentido miedo antes de tomarlas.. miedo a ser diferente, a salirme del "camino", a ir contracorriente. Porque es mas fácil tomar una decisión cuando es la socialmente aceptada y cuenta con el apoyo de la mayoría, que cuando tienes que defender tu postura a capa y espada, porque te miran como a una mala madre o como a un bicho raro.
Ese miedo me hizo hacer llorar algún rato a mi niño en la cuna y estar a punto de llevarlo a la guardería hasta el último momento...
Pero por fortuna luché por vencerlo.
No sé si mis decisiones serán las mas acertadas, ni si estaré haciendolo todo lo bien que me gustaría, pero estoy siguiendo mi propio camino. Y estoy orgullosa por ello.
Porque aunque sea más sencillo dejarse arrastrar por la corriente no siempre es lo mejor y porque el miedo a ser diferentes no debe gobernar nuestras vidas.
Asi que, aunque a veces es cansado, duro y dificil, y más para mi que soy una persona con muchos miedos e inseguridades, voy a esforzarme (junto con Papá, por supuesto) por seguir adelante en este camino que he elegido y en el que ahora me encuentro. Un camino que me ha llevado hasta vosotras, compañeras de viaje, que cada día me hacéis sentir que no camino sola.