Pecado, la hija de Cráneo Rojo, está dispuesta a triunfar allí donde fracasó su padre, por lo que localiza unas antiguas instalaciones de la orden de Thule y logra despertar a la Serpiente, una antigua deidad nórdica a la que Odín desterró hace miles de años por el peligro que suponía para los Nueve Mundos. Una vez liberado, la Serpiente convoca los ocho martillos de los Dignos, quienes se apoderan de los cuerpos de Hulk, Juggernaut y la Cosa entre otros, y junto a Pecado se disponen a arrasar todo el Universo Marvel, llevándose por delante a los Vengadores.
La tendencia de los editores de Marvel de organizar un macroevento al año que afecte a la gran mayoría de las colecciones empezó a cansar hace tiempo, sobre todo porque impide que cada serie siga su curso y hace que los mencionados crossovers tengan poco impacto, puesto que casi ningún lector se cree ya eso de que "nada volverá a ser lo mismo". Aun así, en la Casa de las Ideas siguen convencidos de que cada año tiene que estar marcado por un evento de grandes dimensiones, ofreciéndonos sagas de resultados dispares, algunas con propuestas interesantes como Dinastía de M y Civil War, y otras bastante absurdas como Asedio o la que hoy nos ocupa, Miedo encarnado.
En esta ocasión, en Marvel han confiado plenamente en uno de sus guionistas de moda, Matt Fraction, autor de una etapa de la Patrulla X que dejó bastante que desear. La saga de Miedo encarnado no comienza nada mal, trazando un paralelismo con una situación de máxima actualidad como es la incertidumbre y la desconfianza que asolan el mundo en la crisis económica y trasladándola al terreno Marvel. Sin embargo, aquí es donde la saga se va al traste. Fraction decide sacarse de la manga la historia de la Serpiente, un dios nórdico del que nadie nos había hablado cuyo poder no conoce límites, pero lo peor es que el mencionado guionista muestra un preocupante desconocimiento de los personajes a lo largo de siete números: ni sabe cómo hablan, ni sabe cómo actúan personajes tan icónicos como Thor, el Capitán América o Spider-man, dando lugar a escenas realmente vergonzosas que rompen con los cánones de Marvel (cierta huida de Spider-man o el comportamiento temerario de Steve Rogers). Además, todo sucede demasiado rápido, Fraction no da tiempo a profundizar en ningún aspecto de la saga en concreto, y el final es bastante forzado y nada épico (sí que lo fue la miniserie Avengers Prime), con la consiguiente pérdida de dramatismo alguno y la sensación de no haber impactado a los lectores de ninguna manera.
En el extremo opuesto a la calidad de los guiones de Matt Fraction se encuentra el apartado gráfico. Gracias a su trabajo en cómics como Superman: Identidad Secreta, Ultimate Spider-man o Los Nuevos Vengadores, Stuart Immonen ha demostrado ser uno de los dibujantes más brillantes del panorama actual, con un estilo versátil que le permite amoldarse a lo que la historia requiera sin perder un ápice de calidad. En Miedo encarnado, Immonen deslumbra a cada página, ya sea por el dinamismo de sus lápices o por cómo respeta los cánones del género superheroico, además de que las tintas de su colaborador habitual, Wade von Grawbadger, demuestran ser las que más le favorecen. Una lástima que el guión no haya acompañado a semejante equipo artístico.Por último, como decía en el segundo párrafo, eventos similares a Miedo encarnado interrumpen de forma abrupta las colecciones regulares y lo que en ellas esté sucediendo. Los tie-ins de las series vengadoras han sido sencillamente penosos, con Bendis intentando narrarnos las reacciones de distintos héroes ante los sucesos de la saga principal sin aportar nada en concreto, lo único que se salvaba eran los dibujos de John Romita Jr. y Chris Bachalo (y no siempre). El único cruce que ha resultado algo coherente ha sido el del Capitán América, en el que Ed Brubaker y Butch Guice aclaran ciertos malentendidos relacionados con Bucky (no iban a dejar que con lo que les había costado construir el mundo del personaje llegara Fraction para hacer lo que quisiera) y sientan las bases para futuras etapas.