Es el “mientras” lo que nos da miedo, lo que paraliza el pensamiento y lo hace todo absurdo. No es tanto la muerte, el abandono, el olvido, la ausencia. Es el “mientras”. Que algo nos pase mientras esbozamos sonrisas, mientras nos movemos para sentirnos vivos, mientras vemos partidos con goles imposibles que soñamos con meter, mientras lloramos la pérdida del actor de la pantalla. Nos da miedo el “mientras” de morir mientras vivimos. Queremos que todo sea verdad, y “mientras” tiene las mismas letras que “mentiras”. Que sea verdad que la vida tiene definición y sentido en nuestra wikipedia. Que busquemos amor y salga ella, que busquemos derrota y nos salga “es imposible”. Es ese “mientras” lo que siempre está. Buscar un futuro mejor, un camino, un sitio más alto para mirar el horizonte, y que mientras lo hacemos, todo sean mentiras, mientras. Apostamos, miramos, planeamos. La bolita esta vez no caerá en el 0. No hoy, mientras vivo, mientras río, mientras bebo un café con leche caliente y empieza un día.
Y sin embargo, ese “mientras” siempre está. Impasible el ademán, al acecho. No podemos morir si no vivimos. Siempre moriremos, siempre caeremos, siempre nos herirán mientras. Nada podemos hacer, no es posible esconderse, dimitir, rechazarlo o alejarse. “Mientras” es de piernas largas y sentidos finos, y estará en todas partes, al modo de lata Coca-cola.
Pero cada segundo que pase, cada sonrisa y cada chiste, cada birra con tapa, cada café de domingo, cada mañana de mayo, cada mirada brillante, cada primer paso de un niño…. cada vez que ganemos el siguiente minuto, mientras sigamos aquí, mientras no haya aparecido un mientras… demos un paso más y una sonrisa más, y un beso más… mientras podamos.