Mientras la luz acompañe

Por Aceituno

Todos somos precoces en algo, creo yo. Al menos es lo que dicen los padres, siempre dispuestos a ensalzar las habilidades y capacidades de sus pequeñuelos hasta más allá de lo razonable. En mi caso, según parece, fui precoz a la hora de hablar y caminar, pues a los 9 meses ya se me entendía perfectamente y campaba a mis anchas por la casa. Como puede verse luego no se tradujo en nada porque no fui ni corredor de 20 km. marcha, ni político, ni senderista, ni abogado. Tal vez por eso no tuve éxito verdadero en nada de lo que emprendí, porque me alejé de esas dos cualidades prematuras. Digamos que, ya que venía de serie con ellas, deberían haberme educado para explotarlas convenientemente. Pero claro, como siempre, a toro pasado es muy fácil decirlo.

Me da la impresión de que la fotografía hubiera sido mi gran punto fuerte. Visto lo visto al final ha resultado ser lo que más me gusta y lo que mejor comprendí, porque, como todas las cosas, no se trata tan solo de ejecutar, sino de comprender la esencia para ejecutar sin que se note. Pero, en fin, lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible, así que de nada vale lamentarse a estas alturas. Lo mejor y casi lo único que puedo hacer por mí dadas las circunstancias es disfrutar de lo que tengo lo más que pueda. Y lo que más tengo es tiempo libre. ¡Cuántos de vosotros daríais medio dedo por gozar de la cuarta parte del tiempo libre que tengo yo! El mundo, como siempre, está muy, pero que muy mal repartido. Aquí me tenéis, buscando formas de emplear tanto tiempo mientras que para vosotros sería sencillísimo encontrar mil ideas.

Claro que no es tan fácil porque no puedo hacer todo lo que quiera, en parte porque me lo impide mi estado físico y en parte porque no tengo todo el dinero que me gustaría, así que ya lo veis, al final se trata de jugar a hacer equilibrios entre lo que se desea y lo que se puede tener. Una vez más me doy cuenta de que la felicidad no es más que la capacidad de soportar la frustración. Si a pesar de mil “noes” de la vida, eres capaz de mantener tu luminosa y limpia sonrisa y de contagiar a otros con ella, entonces eres un tipo feliz.

Y en ese camino estoy. Yo quiero ser un tipo feliz.

Las imágenes de hoy son de una instalación situada en las Naves del Matadero, en Madrid. Como instalación era bastante pobre, casi absurda, pero la luz era interesante y me permitió realizar estas tomas. De casi cualquier cosa se puede sacar una buena imagen mientras la luz acompañe.

Como esa sonrisa limpia y luminosa. Mientras la luz acompañe estará por ahí. Sin duda.