Mientras pueda pensarte (Inma Chacón)

Publicado el 15 octubre 2013 por Montse @almaprendida
Datos técnicos
Título: Mientras pueda pensarte
Autor: Inma Chacón
Editorial: Planeta
Primera edición: Octubre de 2.013

Sinopsis
A los cuarenta años, Carlos, un publicista de éxito, descubre que quienes creía que eran sus padres no lo son. Él fue dado en adopción de forma ilegal con la complicidad de un médico, una monja y un taxista. Cuarenta años antes, en una casa cuna de Valladolid, María Dolores, una joven soltera, da a luz un bebé. A las pocas horas del alumbramiento, le comunican que el niño ha muerto de una extraña infección. Pero algo en su interior le dice que las cosas no son lo que parecen.
Autor
Inma Chacón nació en Zafra (Badajoz) en 1.954.
Es doctora en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y profesora de Documentación en la Universidad Rey Juan Carlos. Ha sido decana de la facultad de Comunicación y Humanidades en la Universidad Europea. Fundó y dirigió la revista digital Binaria: Revista de Comunicación, Cultura y Tecnología. La princesa india fue su primera incursión en el mundo de la narrativa, a la que siguieron Las filipinianas y Nick, una novela juvenil donde se cuenta una historia de amor a través de la red. También ha publicado los poemarios Alas, Urdimbres y Antología de la herida.Con Tiempo de arena fue finalista del Premio Planeta 2.011, que, casualidades de la vida, se falla hoy.
Argumento
En este libro nos encontramos con dos historias paralelas: por un lado tenemos a Carlos, un creativo de publicidad de casi 40 años, que sabe, desde hace muchos, que es un hijo adoptado, pero que, además, sospecha que fue un "niño robado"; por otro, María Dolores, que a los diecisiete años tuvo un hijo siendo soltera y a la que le dijeron que su bebé había muerto, aunque ella tiene claro que no fue así.
  • No sé quién soy. Tengo casi cuarenta años, un trabajo estable y bien remunerado como creativo de una de las agencias publicitarias más solventes de Europa y un currículum que acredita cada paso de mi vida laboral. Mi nombre figura en mi expediente universitario, en los certificados de mis másteres, en mis notas del colegio, mi DNI, mi pasaporte y el libro de familia de mis padres, con mi fecha y lugar de nacimiento, el número de tomo y la página del registro donde me inscribieron al nacer. Todo oficial, todo correcto, todo legalmente constatado. Pero no sé quién soy.
  • No lo entendí, ¿sabe usted?, pero lo dijo con tanta seguridad... Yo sólo tenía diecisiete años, y el doctor entró detrás de ella y me dijo lo mismo: que había cogido una infección en el quirófano que podría transmitirle al niño y que los recién nacidos identifican la cara de la madre con el pecho, y si se acostumbran a ella desde el principio, no quieren otra cosa y no podría destetarle si se me pudría la leche. Le habían puesto unas manoplas que le llegaban por encima de las mangas del jersey, porque tenía las uñas muy largas y se arañaba la carita. No consintieron en quitárselas para que por lo menos le besara las manos. Me dijeron que por ahí era por donde más podía entrarle la infección y me quedé sin verle ni siquiera un trocito de la piel.
  • El caso ofrecía tantas similitudes, a pesar de que la mujer pelirroja sólo presentaba sospechas, que parecía evidente que las dos mujeres habían pasado por el mismo trance: una joven soltera embarazada, un hospital de beneficencia, una monja y un médico desaprensivos, un niño al que dieron por muerto, la complicidad de algunos funcionarios igualmente desaprensivos, y una madre que no había dejado de pensar en que la habían engañado.

Opinión personalHace unos días, hablando por Twitter con Cris del blog MiMar de Letras sobre libros, me dijo que tenía ganas de leer éste y yo le contesté que era más de su hermana Dulce, que ella no terminaba de llenarme.Pero me picó la curiosidad y cuando vi que el argumento iba sobre "niños robados" me volví loca, porque es un tema que me apasiona y, a la vez, me exaspera. Así que lo compré y aquí está la reseña. Es un libro que me ha impresionado en todos los aspectos: por lo bien escrito que está y por el tema en cuestión, tratado casi como una novela de intriga, porque la hay, y mucha.Basándose en la impresión que le causó conocer de primera mano la historia de dos personas que habían sido "vendidas", la autora pretende hacer con esta novela un homenaje a todos los que están en su misma situación. Lo que empezó durante la Guerra Civil, arrebatándole los hijos a las presas republicanas para que fueran cuidados por "familias de bien", se convirtió con el tiempo en una maraña de intereses en la que los "niños" eran meros objetos que se compraban y se vendían, e incluso se podía elegir como en el escaparate de un supermercado como deseabas que fuese tu bebé.La ambición, la avaricia y la falta de escrúpulos ante el dolor ajeno son los pilares fundamentales de esta obra, aunque también la lucha, representada por María Dolores, por descubrir que fue del hijo que le quitaron al nacer y que le dijeron que estaba muerto.El título, Mientras pueda pensarte corresponde a un poema de un poeta extremeño llamado Ángel Campos Pámpano: Mientras pueda pensarte, no habrá olvido.La parte presente está ambientada en Valencia en el año 2.004, así como en otras ciudades que no se mencionan, y en un pueblo ficticio de Valladolid la parte dedicada a la guerra y a la posguerra, aunque también se intercalan episodios ocurridos en 1.965 y 1.992.Estructurada en tres partes, subdivididas a su vez en 57 capítulos, está escrita a dos voces, por un narrador personaje, Carlos, en primera persona, y por un narrador omnisciente en tercera, siguiendo un orden cronológico discontinuo, con continuos saltos temporales que son auténticos raccontos, con un estilo cuidado y una prosa elaborada, aunque sin una palabra de más ni una coma de menos, porque la autora va a lo esencial, que es contarnos una historia emotiva y escalofriante que, aunque sea ficción, sucedió de verdad, y hay muchos miles de personas esperando saber quienes son realmente.La trama, con dos hilos narrativos distintos, es muy sólida y está muy bien engarzada, con esas dos historias paralelas que vamos conociendo a través de los ojos de los distintos protagonistas, hasta que ambas terminan, poco a poco, confluyendo. El ritmo es fluído, porque inmediatamente nos metemos en la piel de los personajes y queremos conocer más, sobre todo cuando la autora emplea algún flashforward y nos deja con la miel en los labios.Los personajes muy bien caracterizados y podemos empatizar fácilmente con la mayoría y, también, detestar a algunos: el sufrimiento de María Dolores, que ha pasado más de 35 años convencida de que su hijo estaba vivo y que ha luchado porque le den alguna pista para poder encontrarlo; sentimos su dolor y su desesperación en carne propia. Carlos, el hijo "adoptado", que no sabe quién es, porque ha vivido en una familia que no lo ha querido nunca: su madre, porque echaba de menos a su hijo muerto y su padre porque no ha sabido transmitirle lo que sentía por él.Los escenarios y ambientes muy bien logrados, y la autora se recrea, especialmente, en las cuestiones vitivinícolas, pero también en describirnos a la perfección los entresijos y los intereses creados en torno a la compra/venta de niños durante más de cincuenta años, así como el sufrimiento y el dolor de todos los afectados, además de algunos de los horrores de la guerra y la posguerra.El desenlace, con algunos giros narrativos, inesperados, es impactante y sobrecogedor, como la mayor parte de la novela.Resumiendo: que a pesar de los "prejuicios" que tenía con esta autora, porque siempre tiendo a compararla con su hermana Dulce, a la que echo muchísimo de menos en "mi vida lectora", ha escrito una obra estremecedora y conmovedora, que te llegará al corazón, más aún si es un tema que te indigna como a mí. Solamente deseo que, más pronto que tarde, los culpables de todas estas tramas (se me hace difícil pensar que no sean muchas) sean juzgados y condenados, aunque a mi parecer no hay castigo suficiente para estos seres despiadados, desalmados e inhumanos, que solamente pensaban en llenarse los bolsillos, pese a que, para acallar su conciencia, creyesen que estaban haciendo una buena obra, separando a hijos de madres que ellos, como jueces supremos, consideraban "no aptas" para cuidarlos y entregándoselos a madres que les inculcarían unos principios religiosos y morales "convenientes".
  • El olvido es un parásito que anida en las raíces de la memoria para destruirla desde dentro. Una plaga que se extiende, oculta de la vista, invadiéndolo todo hasta dejarlo seco y estéril.

Valoración: 10
Leído el 14 de Octubre de 2.013

Montse Martín