En esta ocasión es el propio mal quien pide ayuda a un Ricardo Blanco que ya por fin ha levantado cabeza del todo tras la desaparición de su abuelo Colacho Arteaga, su única familia. Acogido por su ayudante Inés, por Beatriz, con la que sigue intentando iniciar un proyecto común de vida, y por el matrimonio formado por el inspector Gervasio Álvarez y su esposa Susana, Blanco encuentra al fin un poco de estabilidad, tal vez cuando la edad más se lo estaba pidiendo, cuando se hace más necesario vencer a la soledad y tener alguien al lado para comentar el camino transitado, ahora que supera en distancia al que queda por recorrer.
Pero como no hay nada perfecto, esa serenidad se verá sacudida por el recuerdo de la universitaria violada y asesinada, que le pone frente a intrigas académicas, odios amorosos, crisis de madurez, antecedentes de malos tratos, turbios secretos familiares que provocan extrañas alianzas, y hasta la conciencia de que, por muchos síndromes de Stendhal o de Lolita que se padezcan, el mal es mucho más sibilino y retorcido, y nunca nadie parece decir lo que en verdad debería.
Mientras seamos jóvenes. José Luis Correa.Alba. Barcelona 2015. 228 páginas.(LA VERDAD, "ABABOL", 3/10/2015)