Como escribía desde el teléfono "Champion Mozart", porque pese a la retransmisión de partidos de la Champions League, los melómanos seguimos a lo nuestro, incluso con mucha gente joven y estudiantes de música. El concierto de la centenaria sociedad que preside Jaime A. Buylla volvía a traernos a esta joven orquesta comandada por el clarinetista, compositor y director avilesino Daniel S. Velasco, formación amateur pero con una profesionalidad digna de elogios así como los objetivos que se ha marcado, entre el que está el de "colaborar con diferentes entidades para acercar la música al público", y a bien que lo están logrando, luchando contra cualquier imponderable no sólo deportivo, con una plantilla muy joven y nunca estable, esta vez "reforzada" por cuatro profesionales (concertino más principales de violines segundos, violas y trompa) que les dan la tranquilidad siempre necesaria y el equilibrio imprescindible amén de su magisterio y buenos consejos para sus futuros y dignos sucesores.
La Obertura Il rè pastore, K. 208 es una página breve pero acertadísima para arrancar la velada, con una entrada vigorosa y nada dubitativa, así como un tempo valiente que sirvió para "calentar dedos".
A continuación pudimos disfrutar del Concierto de violín nº 3 en SOL M, K. 216 con Laura Fonseca Casais de solista. Obra de estilo galante e influencia francesa pero con una importancia y peso orquestal incluso durante las intervenciones del violín, con una excelente "concertación" entre el podio y la artista local cada vez más madura y continuadora de una saga de jóvenes violinistas muchos de los cuales ya han estado en los atriles de esta formación. El Allegro tras el preludio orquestal con los dos temas y la repetición de los mismos por parte del solista desembocaron en una extensa cadenza muy bien ejecutada, con sonido amplio y contundente unido a una musicalidad innata en esta intérprete. La parte dialogada con orquesta nos trajo un buen trabajo del oboe. El Adagio es una de las perlas mozartianas, con los pizzicatti tan característicos (que también usará en los conciertos de piano) y mucho trabajo orquestal, en especial la madera, de nuevo bien llevado por todos ellos. El último movimiento (Rondeau: allegro) festivo y gracioso con los intermedios variados y tantos cambios no sólo rítmicos sino de compás, tempi y amplia dinámica como corresponde al "estilo galante" del Clasicismo, resultó de una frescura que solamente la juventud es capaz de transmitir. La dirección sacó de la partitura la delicada instrumentación de este final de un concierto donde de nuevo la violinista local consiguió comunicar con el público que le dedicó grandes ovaciones.
Enhorabuena para la OCA que nos tiene preparada una temporada para seguir disfrutando y aprendiendo con el Profesor Don Daniel.