Migajas

Publicado el 16 noviembre 2016 por Monpalentina @FFroi

Sembrar nuestra pequeña parcela en el camino, procurar no pisar lindes ajenas, respetar opiniones, aprender de quienes hicieron de su existencia sin pretenderlo un espejo donde poder mirarnos un día, intentar no herir susceptibilidades y reconocer nuestros errores cuando nos equivocamos. Pedir perdón cuando lastimamos  los sentimientos de quienes queremos y de quienes nos son ajenos, tragarnos las lágrimas para no preocupar, defraudar, ofuscar, dar lástima, importunar...
Y el resto,  lo que queda después de naufragios, tempestades a penúltima hora e inesperadas tormentas de pedrisco que arrasan con casi todo,  ser poco menos que invisibles. Nos conformamos entonces con unas migajas que quedaron de aquel banquete  con mantel de un blanco deslumbrante, vajilla de días de fiesta, copas lustrosas y cubertería de plata.  Nos resignamos... quienes estén dispuestos a hacerlo. Lo que tenemos es nuestro hasta el final, en cantidad y calidad; no hay un tiempo de Vivir y otro para ser espectador. Hay una Vida  que espera ser vivida con fruición, con mayúscula, en las dosis que cada uno de nosotros elija, apurando hasta la última gota. El paso lo ponemos nosotros mismos y nuestras circunstancias, pero perder la ilusión no debería ser opción en ningún caso. Siempre queda tanto por Vivir, por recibir, pero sobre todo por dar, un día más, un minuto más, un instante, aunque sea tan, tan pequeño que quepa en una gota de lluvia. No son migajas. Es el resto de nuestra Vida.

© Imagen: Shaila PM.


De la sección de la autora para "Curiosón". 
"Mi dios de las pequeñas cosas" ©Margarita Marcos 2016