Este correlimos tuvo suerte, la zona de la playa por donde se movía estaba muy revuelta por la maquinaria que usan los recolectores de ocle de arribazón. Esto había sacado a la superficie una buena cantidad de gusanos de xorra, con la consiguiente disponibilidad de alimento fácil al alcance nuestro amigo.
Aunque alguno de los poliquetos parecía demasiado grande para tragarlo de una sóla vez...