Miguel de Unamuno y Jugo nació en Bilbao en 1864, hijo de un comerciante indiano. Después de cursar el bachillerato en su ciudad natal, se trasladó a Madrid en 1880 para estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras, donde obtuvo el doctorado con una tesis sobre el pueblo vasco. De regreso a Bilbao, se dedica a dar clases particulares, hasta que, en 1891, obtiene la cátedra de Griego en Salamanca, ciudad en la que vivirá el resto de su vida, salvo los períodos de exilio y deportación que tuvo que sufrir por sus ideas políticas. Ese mismo año contrae matrimonio con Concepción Lizárraga. En un principio, Unamuno se muestra partidario de las ideas positivistas, pero después se inclina hacia el socialismo, y se afilia al Partido Socialista el año 1894. Hacia 1897 experimenta una honda crisis personal que agudiza sus preocupaciones de carácter religioso, como queda reflejado en su Diario íntimo. El año 1900 es nombrado Rector de la Universidad de Salamanca, cargo del que es desposeído en 1914, por declararse partidario de los aliados. Seis años más tarde, Unamuno es procesado por escribir un artículo injurioso contra el rey Alfonso XIII. Deportado a la isla de Fuerteventura en 1924, posteriormente se exilia en Hendaya y luego en París. En 1931 regresa a Salamanca y vuelve a ser nombrado Rector de la Universidad, pero nuevamente es desposeído del mismo, esta vez por el Gobierno de la República, por haberse adherido al levantamiento del General Franco. Muy poco después tendría un grave enfrentamiento con el General Millán Astray. Ese mismo año muere en Salamanca, el día 31 de diciembre. Unamuno fue un hombre de una personalidad original y desbordante, muy polémica y, a veces, contradictoria, tanto en su pensamiento como en su actividad política. No es un pensador sistemático: sus ideas están esparcidas en ensayos, poemas, novelas y dramas. Entre los ensayos merecen destacarse los siguientes: Vida de Don Quijote y Sancho (1905). Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos (1913). La agonía del Cristianismo (1926-1931). Además, escribió novelas interesantes, como Niebla (1914), Abel Sánchez (1917) o San Manuel Bueno, Mártir (1933), y poemas de gran calidad y hondo sentimiento, como El Cristo de Velázquez (1920).