El 30 de octubre de 1910, venía al mundo en la ciudad de Orihuela. Era el segundo hijo varón del matrimonio que formaban Miguel Hernández Sánchez y Concepción Gilabert Giner. Su padre era contratante de ganado, labor en la que le ayudaba Miguel, junto a su hermano Vicente, a pesar de lo cual, Miguel pudo asistir a la escuela del Ave María, para entre 1924 y 1925 asistir a la de los jesuitas en el colegio de Santo Domingo. Su interés por la lectura fue incrementándose, comenzando a escribir poesía. Fue en esa época cuando entra en contacto con círculos de poetas y escritores oriolanos, entre ellos José Ramón Marín Gutiérrez, Ramón Sijé, llegando a publicar algunos poemas en la prensa local.
Primer viaje a Madrid
En diciembre de 1931, se marchó a Madrid, en un intento de completar su formación y abrirse paso en el mundo literario de la ciudad. Pero el balance de este primer viaje resultó decepcionante, pues sólo consiguió sendas entrevistas en La Gaceta Literariay en La Estampa
Regresa a Orihuela para trabajar como contador en una mercería, al tiempo que acomete su primer libro Perito en lunas, publicado en enero de 1933. El libro pasó desapercibido para la mayoría de escritores y críticos, con la excepción de Federico García Lorca, que llegó a comentarlo en prensa, al tiempo que le animaba a seguir con su obra poética. En los meses siguientes cambia de trabajo, entrando en una notaría, colaborando con la revista El Gallo Crisis, que abandera su amigo Ramón Sijé, e iniciando su relación con la que años más tarde sería su mujer, Josefina Manresa.
Segundo viaje a Madrid
Emprende su segundo viaje a Madrid, donde publica su auto sacramental Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras, en la revista Cruz y Raya. José María de Cossio, que se encuentra preparando, para Espasa-Calpe, su obra de tauromaquia, le contrata para los trabajos de documentación. Sus contactos con Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Altolaguirre, Cernuda y Vivanco le van introduciendo en las formas de vanguardia poética afines al surrealismo, y en la más comprometida política y socialmente. Cercano en un principio a la sensibilidad católica de su circulo de amigos, culminó entonces su alejamiento a dicha sensibilidad, al acercarse a intelectuales progresistas y a la izquierda en general. A finales de 1935, instalado definitivamente en Madrid, finaliza su siguiente volumen de poesías, El rayo que no cesa, que es acogido favorablemente por la crítica.
Compromiso con el Frente Popular
Los acontecimientos políticos y sociales en España fueron decantando su compromiso con la causa frentepopulista. En julio se produce la sublevación militar, y si ya se sentía comprometido con la República, esta posición se reafirmó aún mas, a, tener conocimiento del asesinato de García Lorca en Granada. En septiembre se alistó en el Quinto Regimiento, formado por el Partido Comunista de España, realizando tareas de fortificación en los alrededores de Madrid. Pronto fue nombrado comisario de Cultura del Batallón de El Campesino, realizando una labor propagandística que le llevó a conocer numerosas zonas del frente defendido por la República. En febrero de 1937, realiza tareas en el Altavoz del Frente en Andalucía.
El 9 de marzo de ese año, contrae matrimonio con Josefina Manresa, mientras compone su siguiente libro Viento del Pueblo, y un nuevo volumen de Teatro en guerra, tras su aparición, emprende viaje a Moscú con la delegación oficial del Quinto Festival de Teatro Soviético. Ese año también es importante para la familia, ya que nace su hijo Manuel Ramón, aunque a finales de año moriría, sin cumplir su primer año. La guerra evoluciona desfavorablemente para la causa republicana.
A principios de 1939, nace su segundo hijo Manuel Miguel. La contienda llega a su fin, y Miguel, a pesar del ofrecimiento de asilo de la Embajada de Chile, abandona Madrid, en un periplo que le lleva a su Orihuela natal, Sevilla y llegar a la frontera con Portugal. Allí es detenido y conducido a Madrid, siendo torturado en la cárcel de Torrijos, donde ingresa como preso. Es en este periodo carcelario cuando compuso poesías para el Cancionero y romancero de ausencias, entre otras, las conocidas Nanas de la cebolla. Debido a un error, es liberado, trasladándose a Orihuela junto a su mujer y a su hijo. A los pocos días es denunciado, detenido e internado en el seminario de Orihuela, para trasladarle después a ala prisión del conde de Toreno en Madrid.
Juicio y Sentencia de Muerte
En julio de 1940, es juzgado y sentenciado a muerte. Sentencia que, gracias a la intervención de sus amigos, es revisada y conmutada por 30 años de cárcel. Comienza entonces un penoso traslado a distintas prisiones: Palencia, Madrid, Ocaña y finalmente Alicante. En mayo de 1941, cae enfermo. Es una bronquitis, y gracias a la intervención de diversos amigos, es trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante, pero no mejora, todo lo contrario, tras la bronquitis, llegan las fiebres tifoideas y la tuberculosis.
Miguel Hernández será una victima más de las pésimas condiciones sanitarias, asistenciales y alimentarias de las hacinadas cárceles franquistas de la posguerra. Miguel moriría en la prisión de Alicante en la madrugada del 28 de marzo de 1942, siendo inhumado en un nicho del cementerio de Alicante.
Triste final de un poeta. Presa de las iras y las locuras de quienes no respetan nada, salvo lo que ellos quieren imponer. Muchos desacatos se cometieron en aquellos tristes años de nuestra Historia, pero sirvan como triste ejemplo los de Miguel Hernández y Federico García Lorca. En mi opinión un ataque perpetrado por una dictadura que, como todas las dictaduras, independientemente de su filiación política, prefieren multitudes que no piensen, pero, que les obedezcan. De no ser así se les silencia.
Algunas muestras de su poesía
(De vientos del pueblo me llevan)
Si me muero que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
La boca contra la grama,
Tendré apretados los dientes
y decidida la barba.
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.
-=0=-
(De la nana de la cebolla)
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
Hielo negro y escarcha
Grande y redonda
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre
escarchaba de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma, al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol,
porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
y el niño como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él triste de cebolla.
Tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.