J.A. MONROY
Uniéndose a los actos que se están preparando en España para conmemorar los cien años del nacimiento de Miguel Hernández, PROTESTANTE DIGITAL está repasando su vida y sus creencias religiosas en una serie de artículos. Este es el tercero.
Orihuela, próxima a la desembocadura del Segura, en la sierra alicantina, era en tiempos de Miguel Hernández una ciudad eminentemente católica y conventual. Sus calles olían a sacristía e incienso. Josefina Manresa, esposa del poeta, recordaba así el espeso clericalismo que lo invadía todo: “Me llamaba la atención ver a las señoras siempre puestas de mantilla. Iban a las funciones de la Iglesia y, aunque fueran a hacer una visita, se la ponían. Se oían las campanas de cerca y de lejos que decían: ven, ven, ven.
Puede leer aquí el artículo completo de este escritor y líder protestante internacional, titulado Miguel Hernández y la religión