El martes pude asistir a uno de los mejores conciertos, que va de año. Por no decir a uno de mis cinco mejores conciertos de mi vida. Y es que Mike Farris se mostró en todo su esplendor, como el sabe hacer. Dándolo todo en el escenario. En un set list de dos horas cercanas, derrocho magia en clave de Rock, soul, Blues y dos maravillosas corista que nos acercaron al gospel. Junto a ellos un grupo que hace malabarismos con cada nota musical que tocan, aunque por desgracia no vinieron todos. Me es de imaginar que sera por presupuestos. Para ser sincero en un principio pensé que le suspenderían, ya que la venta de entradas no fue de lo más apropiado, aunque para un músico con la embergadura de Mike Farris, el teatro Carrion, tendría que haber estado a rebosar. Pero volvemos a la paradoja de siempre. Es tan amplia la incultura musical de este país y sobretodo de los que hacen los medios de comunicación para exponerla. Que luego cualquier tiralebitas pueda hacerse famoso, a base de talonario y de caras bonitas sin talento ninguno para ello. Con apenas 250 personas, disfrutaron de un grandisimo concierto, donde Mike y su banda, hicieron de una noche, un teatro donde hasta el más ateo grito Aleluya! y es que reverendos como Mike es lo que hace falta en muchas iglesias, por el momento yo seguiré en la iglesia del Rock.