La vida del joven boxeador estuvo marcada por la delincuencia y la marginalidad hasta que un veterano entrenador (Cus D´Amato) puso los ojos sobre su talento. Tyson deja las calles con catorce años y se hospeda en su casa y se convierte en su hijo. Tras unos duros años de entrenamiento ningún boxeador le aguantaría más de dos asaltos sobre la lona. D´Amato convenció a un chiquillo sin autoestima de que llegaría a ser campeón del mundo. Él no lo vería, murió poco antes de que Tyson se coronase, pero vendrían muchas más. De pronto, ese chico sin educación es recibido por presidentes, viaja por todos los continentes y es millonario, nadie le vence, el mundo, las mujeres, las drogas y el dinero se le presentan después de cada combate. En pocos años, Tyson, pierde todo.
Su forma de boxear, su pegada, esa provocación constante, sus tres años en la cárcel por violación, sus broncas y detenciones, los tatuajes en la cara y todo el aura que le rodea le convirtió en uno de los personajes más temidos de su época. Pero a pesar de ello, detrás de toda esa imagen y escándalos, se esconde un hombre, el ser humano que se muestra en esta película. Con sus miedos, complejos e inseguridades, con todas sus cosas buenas y el tiempo necesario de vida para comprender las malas, él mismo lo dice en una entrevista,“Viví tan deprisa porque nunca pensé que llegaría a los cuarenta”.
En este documental el boxeador, retirado desde 2005, repasa su vida sin censuras, con confesiones duras, con lágrimas de uno de los tipos más duros del mundo. En esta hora y media Tyson se desnuda, cuenta cómo llegó a la bancarrota tras ganar más de 300 millones de dólares en poco más de quince años. Aunque al trabajo le faltan fuentes, sólo habla el boxeador, la narración y la humanidad que demuestra ese hombre arruinado lo convierten en una confesión creíble. Un documental recomendado para los amantes del deporte que no hayan visto a uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos en el esplendor de su carrera.
ALFONSO CARDENAL
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