Todas teniamos algún chascarrillo que contar, pero el peor era el de mi amiga la que viaja de país en país por trabajo, y que fue capaz de dejarlo todo por irse a los USA con un amor que ya la habia dejado sola. ¿Por qué volvió con él? Ni idea, ni idea de la razón por la cual depués de que te dejen, te ignoren, se despreocupen de tí, vas, y cuando te dicen que vuelvas, tú, dejas todo y vas. Pues nada, ale, allí que se planta, en los USA, y después de un mes, (menos mal!) se da cuenta de que toooodo sigue igual, de que lo que el muchacho necesita es compañía, que claro, "en los USA estoy muy solo" ¡Anda y que te den! ¡Si te aburres, cómprate un mono!
Estas historias en las cuales cada una tiene su versión del porqué los petardos siempre vuelven, (la mia estoy por patentarla, no vaya a ser que me forre gracias a mis veletas personales), sientan mejor con algo para compartir, como por ejemplo unos nachos con guacamole y queso, y un plato curioso, "Hortalizas y verdes brasa, rulo de cabra y romesco + teriyaki de pimientos asados". EL primero, de diez, como siempre, y el segundo, una ración un pelín escasa para mi gusto, quizás por que los trozos de mazorca de maiz, calabaza, berenjena, tomates y espárrago, nos supieron a poco. Unos trozos de verdura con gran sabor a brasas, que fuimos comiendo mientras estudiábamos la posibilidad de meter en esas brasas a la gente petarda de nuestras vidas.
Para seguir, estaban claros los platos: "geishas de salmón", uramakis de aguacate con tomate seco y queso crema y tataki de atún rojo. INCREIBLE. Las geishas son unos gajos de aguacate envueltos en salmón marinado en lima, algo que hay que probar sí, o sí, por su increible sabor, su finura y por que está que te mueres de bueno. Y PUNTO. En cuanto a los uramakis, he probado varios, y son todos muy originales, sin sabores fuertes a pescado y con una cuidada presentación: el arroz, en su justa medida, en su punto, y sin anular por completo al resto de ingredientes. En concreto este de tomate seco es uno de mis preferidos, pero vaya, para gustos los colores. Lo del tataki de atún se le ocurrió a una de mis amigas, que es fan absoluta de este pez, y que ahora me ha contagiado a mí. Diez trozos hermosos de atún rojo, ligeramente dorado por fuera, y con todo su color en el interior, a temperatura ambiente (cosa que agradezco cuando como pescado crudo/previamente congelado) y con cebolla caramelizada por encima. Sin palabras. El pescado en su punto, perfecto, de textura maravillosa, y mejor sabor. En este momento, ninguna de las cuatro hablaba. Ni siquiera de los petardos que nos han mareado.
En este punto de la cena, ya nos reíamos todas de todo, y sólo esperábamos el volcán de chocolate de Milagros. Cuando volvió el camarero, me dijo:
"-Tenemos torrijas si prefieres..."
Ayyyyy amigo, la que has liado. Claro, éste me conoce, y ya sabe por donde cojeo. Pues nada, torrija para la menda. Una pedazo de torrija de unos tres dedos de grosor, con una costra de azúcar caramelizado, y un jugoso corte que hacia que pareciese una esponja empapada en leche con toques de caramelo y regaliz. Estaba sabrosa, con gran sabor y bien bien bien pringada, como debe ser! Tan buena estaba que hasta que no la terminé no reparé en el helado que habían puesto de acompañamiento, que sinceramente, con semejante postre, ni me había dado cuenta.
Terminando ya la cena, nos dimos cuenta de que las cuatro estábamos estupendas (cada una en su edad, yo no estoy para quejarme, que soy la pequeña), las cuatro con trabajo, y las cuatro con una carrera prometedora. Así que mi teoría de las mareas, se sigue cumpliendo:
"Los ex son como las mareas, por muy lejos que se vayan, siempre hay un momento en el que vuelven a tocar las narices"
MILAGROS RESTAURANTEwww.milagrosrestaurante.comCarretera Sopelana-Plentziac/ Bideondo 1. Barrika
Parece que he estado en otro restaurante completamente distinto: a pesar de que estaba (como siempre) lleno hasta la bandera, nos pidieron amablemente que esperásemos un momento a que nos cambiaran la mesa que tenian para cinco. Durante toda la noche estuvieron atentos, rápidos y agradables. Sin duda, van mejorando, no sé si justo por que ese día estaba el otro encargado, y la barra y el comedor iban mejor, o que justo tenian el día iluminado.Sea lo que fuere, la cena estuvo perfecta, la comida, perfecta, y la compañía, aún mejor.
Totopos+verduras brasa+geishas+uramakis+tataki atún+3agua+vino+cuatro postres= no llegó a 120€
Y los cafés, regalo del restaurante.