Hay un plano artístico increíble y desgraciadamente un argumento muy chato, pobre en todos los sentidos.
La pobreza argumental se apodero de Michael Bendis en los últimos números de esta serie convirtiéndola en el patito feo del momento. Es innegable que Spider-Verse acaparo nuestra atención y con trabajos volteamos a ver el universo Ultimate. Miles Morales resulto ser, al final de cuentas, uno de los Spoder-Man menos recurrentes en los meses pasados. Este número 10 es el reflejo del olvido de Marvel hacia el moreno.
Hay muy poco de todo en esta ocasión: poca emoción, casi nada de avance en la historia central, flasbacks sin relevancia, en fin… Bendis redunda en todo hasta decir basta. Este tema del pasado del padre de Miles es un chicle muy estirado que jamás ha funcionado en la manera que el escritor pretende, una vez más deja insatisfecho al lector que, creo, esperamos algo más.
Si se mantiene la calidad en los trazos del siempre garantíaDave Marquez pero, en estos momentos salen sobrando. ¿De qué sirve un gran arte si la historia es tan endeble?
Visualmente es un comic imponente, tiene unos colores increíbles, Marquez recrea el pasado de forma fenomenal dando un toque retro y oscuro a la vez. Hay secuencias interesantes, sus rostros son de lo más real apegándose al drama.
Una historia muy pobre es lo que tenemos delante de nosotros y por más que Bendis escarbe en el pasado del padre de Miles no está ahí la fórmula para crear un argumento central interesante. Es claro que el escritor opto por un perfil de historia bajo en lo que Spider-Verse se roba toda nuestra atención. Es la clásica historia de Spider-Man donde Peter habla con la tía May pero en versión afroamericana.
Miles Morlaes: Ultimate Spider-Man 9 tiene todo a su favor, artísticamente hablando, dejándole todo a su dibujante estrella quien hace lo que puede con lo que tiene. Un bajón comprensible en una serie excluida de la gran diversión que significa Spider-Verse.