(JCR)
“Muchas gracias por sacrificaros y ayudar a nuestros hermanos centroafricanos”. Cuando el teniente coronel encargado del destacamento español en Libreville escuchó esta frase de labios de un estudiante del colegio de los Escolapios de la capital gabonesa, no pudo menos que
Desde que llegué a Libreville a mediados de abril de este año he visitado la base aérea de los militares españoles en dos ocasiones, la última de ellas el pasado 8 de junio, cuando con motivo del Día de las Fuerzas Armadas nos invitaron a los españoles residentes en Gabón a una jornada de puertas abiertas en su base aérea, en la que nos explicaron la misión de la que se ocupan desde febrero de este año. Los soldados españoles que están en la capital gabonesa llevan varios meses realizando una misión logística de apoyo a los 2.000 militares franceses de la “Operación Sangaris” que están desplegados en la República Centroafricana desde diciembre del año pasado. Un avión de transporte Hércules 130 del ejército del aire español realiza misiones de abastecimiento y transporte de personal según las demandas del ejército francés en Bangui.
Hay que recordar que la Operación Sangaris comenzó el pasado 5 de diciembre. Los franceses fueron a Centroáfrica con un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU para apoyar a las tropas de varios países de la Unión Africana, la MISCA, que actualmente son unos 5.000. Su misión inicial de desarmar a las milicias Seleka y garantizar la paz en el país se ha complicado mucho debido a la rápida emergencia de otra milicia rival: los anti-balaka, que no tienen una autoridad central. Además, el conflicto ha tomado una deriva sectaria, de cristianos contra musulmanes, y numerosas armas se encuentran entre la población civil. La Seleka ha amenazado también varias veces con dividir el país en dos. A mediados de septiembre debería comenzar el despliegue de 12.000 cascos azules de Naciones Unidas que tomarían el relevo de la MISCA. En principio, los franceses seguirían hasta que la nueva fuerza de la ONU esté plenamente operativa. Según me explicó el jefe del destacamento español el Libreville, el teniente coronel Rafael Muñoz García, el apoyo del ejército español a la Operación Sangaris seguirá en principio hasta que los franceses den por terminada su misión, siempre dependiendo de la decisión del gobierno español.
Además de este contingente español de apoyo a la Operación Sangaris, desde hace apenas dos semanas hay también 75 militares españoles en Bangui. Forman parte de otro contingente internacional, el de la Unión Europea, conocido como Eurofor, en el que participan otros países como Francia, Letonia, Italia y Austria. A finales de junio la Eurofor debería llegar a 800 militares. El contingente español en Bangui lo forman guardias civiles y grupos de Operaciones Especiales. Tienen como misión participar en el mantenimiento de la seguridad en los barrios próximos al aeropuerto, que son los más conflictivos de la capital centroafricana, y contribuirán también a la formación de las fuerzas de seguridad del país, que actualmente necesitan una seria reestructuración. El pasado domingo comenzó una campaña de desarme voluntario en la capital, que hasta la fecha no ha dado muchos resultados.
Actualmente, las Fuerzas Armadas Españolas tienen desplegados en el exterior unos 1.300 militares que participan en siete misiones diferentes. Afganistán y Líbano son los países donde a los españoles nos suena más que hay militares de nuestro país en misiones internacionales. En África, además de estos dos contingentes que forman parte de las fuerzas de estabilización en Centroáfrica, hay también soldados españoles en la misión de la OTAN contra la piratería en Somalia, además de pequeños contingentes de apoyo a las operaciones internacionales en Malí y en el propio territorio somalí. En los últimos años las Fuerzas Armadas Españolas también han participado en otras misiones, sobre todo humanitarias y de observación: en Mozambique, en Darfur (Sudán) y en la República Democrática del Congo , además de haber entrenado al nuevo ejército de Somalia en una base militar de Uganda.
Los militares españoles que apoyan a las fuerzas internacionales en Bangui desempeñan una labor que tiene que ver más con la logística, mientras que los que están ya desplegados en la capital centroafricana están más en primera línea, con el consiguiente riesgo que pasa quien está en un lugar donde la situación es impredecible. Habrá quien elabore teorías de la conspiración para decir que detrás de estas intervenciones hay intereses económicos empresariales o supuestos intereses turbios para enriquecerse.
Este bloguero, por su parte, que cuando cuenta algo intenta ver las cosas desde cerca ,puede decir dos cosas: que desde el año pasado todas las personas con las que he tratado en la República Centroafricana repiten una y otra vez que sin una intervención de fuerzas internacionales no habrá nunca paz en su país. Y también he visto a militares españoles, algunos jóvenes y otros ya no tanto, llegar a un país africano desconocido con el hándicap de no saber su lengua oficial, interesarse por conocer la situación, tratar con respeto a sus habitantes y emprender una tarea que les han encomendado con ilusión y profesionalidad, por sueldos que no distan mucho de los de un mileurista, aceptando que asumen riesgos y que estarán bastantes meses separados de sus familias, realizando un trabajo por el que piensan que dejar el pabellón español muy alto aunque no tengan apenas ningún reconocimiento en la opinión pública española. Por eso, no me extraña que alguno de ellos se vea pagado con creces cuando un muchacho de un colegio de Libreville se levanta para decirle “muchas gracias por haber venido a ayudar a nuestros hermanos centroafricanos”.